Más de 50 años cultivando y comercializando patatas les avalan, y hoy en día suministra productos de alta calidad a varias de las cadenas de supermercados más importantes de nuestro país, a grandes mercados centrales como MercaMadrid, MercaCórdoba o MercaBilbao, a cadenas de supermercados más locales pero con gran influencia en su zona de actuación y, en menor medida, al canal Horeca. Gracias a una logística excepcional consiguen no romper nunca la cadena de frío, trabajando con empresas también leonesas como Dytur y Transleyca.
Comenzaron su andadura abriendo un pequeño almacén de patatas de 150m2, situado en el barrio de La Palomera, en León, donde adquirieron un amplio conocimiento de la venta de patata en fresco. A partir de ahí, la visión y el afán por innovar y diferenciarse del resto de comercializadores les condujo a pensar en cómo conseguir presentar la patata de una manera diferente a como se hacía en esos momentos en España. Se decidieron a apostar por ofrecer calidad como elemento diferenciador, y ahí surgió la idea de empezar a lavar la patata. Algo que hasta ese momento no se realizaba en nuestro país.
El crecimiento de la empresa costó muchísimo esfuerzo, pasando por momentos muy duros y críticos que, afortunadamente, pudieron ser salvados gracias al empeño y constancia del núcleo familiar y a conservar una mentalidad abierta.
En el año 2002, la empresa contaba con 8 trabajadores. Marcarse objetivos a medio plazo y trabajar duro para cumplirlos se convirtió en un reto estimulante para seguir adelante. Poco a poco fueron ganándose la confianza de nuevos clientes y las instalaciones de la empresa se fueron ampliando. De este modo, lograron continuar consolidándose y creciendo, hasta convertirse en la empresa que es hoy, contando ya con una plantilla de 174 trabajadores y contribuyendo así a que el motor económico y de empleo en León no se pare.
Enfocando la innovación
La elección de variedades que permitan poder ofrecer siempre patata lavada de gran calidad, la tendencia a estandarizar en la medida de lo posible el calibre de la patata, su aspecto externo y sus propiedades nutricionales, la exigencia con el producto recibido y con el cuidado que se le ofrece durante la recogida en el campo y durante todo el proceso de producción, el llevar a cabo una selección exhaustiva del mismo, y los controles de calidad desarrollados en el laboratorio situado en las propias instalaciones, son pilares fundamentales para conseguir que el consumidor tenga garantía y seguridad en la calidad que adquiere y suponen un elemento diferenciador de los productos de Hijolusa.
Esta empresa de León, que comercializa sus patatas bajo las marcas 'La Huerta de Doña Rogelia', 'La Granja de José Luis', 'Val de Picones', 'La Patata Rústica de Hijolusa', 'BabyPat', 'La Huertina de Hijolusa' o 'Patatas Premium de Hijolusa', dispone además de un equipo de ingenieros agrónomos que trabaja todo el año con sus agricultores a pie de campo. Estos les asesoran en la siembra, revisan la plantación, les informan de los cuidados que pueden aportar al cultivo para que la cosecha sea óptima, y supervisan la recogida. De este modo, Patatas Hijolusa verifica la calidad del producto desde el mismo cultivo, y facilita el trabajo de sus agricultores, con los que tiene establecidos contratos previos a la siembra, reduciendo así la incertidumbre y el riesgo de éstos provocada por las fluctuaciones del mercado.
En el año 2019, Patatas Hijolusa adquirió más de 60.000 toneladas de patata solo en la zona de Castilla y León.
Calidad certificada
Su nivel de exigencia no es en vano, están certificados con la ISO 9001:2015 que garantiza la gestión de la calidad; la ISO 14001:2015 para garantizar las buenas prácticas en materia ambiental; la certificación IFS Food, un estándar para la realización de auditorías a empresas que procesan alimentos o que empaquetan productos alimentarios a granel; y, por último, disponen de una Certificación de Producto SGS para toda la línea de productos de su marca 'La Huerta de Doña Rogelia'.
Actualmente, Patatas Hijolusa está en pleno proceso de digitalización de su planta productiva y mantiene unos planes de inversión anuales de alrededor de 2,5 millones de euros para seguir innovando, tanto en sus procesos como en sus productos. Y a pesar del gran reto que está suponiendo la crisis sanitaria y económica actual debido al Covid-19 para toda la sociedad sin excepción, afrontan el futuro con esperanza.