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Hay que seguir

07/06/2020
 Actualizado a 07/06/2020
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La Deportiva es un club modesto, puede que el más pobre de segunda división, aunque bien administrado. Los equipos modestos suelen depender mucho de los partidos que juegan en casa y ahora sucede que debido al confinamiento y sus efectos, los estadios estarán vacíos, sin aficionados para ver los partidos. Es decir, además de ser humildes, los blanquiazules tendrán que jugar sin el apoyo de una grada ardiente en el anhelado regreso a la competición.

Y si a ello se añade que los bercianos no suelen ser muy peligrosos cuando juegan fuera de casa, podemos pensar que los futbolistas del Toralín tienen por delante un difícil reto en los once partidos que quedan hasta terminar la temporada. Once partidos donde se juegan nada menos que la salvación. Muy especialmente en los cinco partidos de casa.

La temporada había empezado bien y el equipo hizo partidos de mucho mérito. Incluso ganó en la remota Almería cuando los andaluces eran los líderes o algo así. A partir de entonces, fieles a la costumbre de otras temporadas anteriores, los bercianos entraron en crisis. Por motivos que ignoramos, el club pierde gas en los primeros meses de cada año. Como si la suma de las vacaciones de Navidad más el frío del invierno descolocaran al equipo, y a partir de ahí vinieran los temores y las zozobras.

Este año tan excepcional la cosa se presenta aún más ardua. Y dan miedo esos partidos en un Toralín vacío, sin el calor del público, y a ello hay que añadir que las últimas jornadas de la liga, antes del confinamiento, fueron bastante flojas para la Deportiva. Todo este conjunto de reflexiones reconozco que son un poco cenizas, y ojalá que equivocadas, pero habrá que luchar mucho por salvar la categoría. En esos escenarios fantasmales que esperan a los blanquiazules.

Fue muy bonito y meritorio el ascenso. Y bien valioso que un club humilde lograra subir a segunda división cuatro veces en quince años. Pero ahora es imprescindible una actitud fuerte, optimista, de la máxima concentración, si queremos terminar bien la temporada, lo que no será nada fácil. ¿Y por qué estoy tan severo por este asunto? Pues es muy sencillo: porque mi sueño, como el de tantos bercianos, era ver jugar a los blanquiazules en segunda. Y esa ilusión se consiguió y queremos que continúe. Pero para ello es imprescindible que los jugadores se convenzan de que pueden hacerlo. Y de que la extraña competición que empieza el día 12 la vamos a superar. Cada partido será una final.
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