Hay pueblos que aún son pueblos

20/01/2016
 Actualizado a 14/09/2019
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Hay pueblos que huelen a tradición. Lo notas desde la lejanía cuando ves pinado un enorme mayo. Lo notas desde la cercanía cuando encuentras posado un arco de flores bajo el que caminó algún vecino al que quisieron agasajar en alguna de sus tradiciones.

Lo escuchas cuando llegas cualquier día y ya desde lejos suena un coro que canta coplas que celebran alguna fiesta u honran a algún vecino, que halagan o ironizan, que aprovechan las coplas para ponerle las peras al cuarto a la autoridad competente. Lo escuchas cuando unos cantos que van y vienen alguien te explica que es la ronda de los quesos.

Lo notas cuando un mozo ofrece por toda explicación para no acudir a algún sitio que tenía que cumplir con sus obligaciones como quinto. Y no hay más papeles que rellenar.

Lo compruebas cuando ves a un joven que aspira a llevar el pendón o la cruz de la procesión, que quiere ganar la carrera de la rosca, ser el último en permanecer en el corro de los viejos aluches, en ser el único que llega hasta la copa del larguísimo mayo que preside el horizonte...

Lo compruebas cuando en una excursión se juntan cinco del pueblo y se ponen a cantar nada más que arranca el autobús y no paran hasta llegar al destino, varias horas después, y sin repetir repertorio.

Existen estos pueblos, os lo aseguro, cada vez son menos pero son pueblos.
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