Hay paisano detrás

28/09/2017
 Actualizado a 09/09/2019
28-09-2017-a-la-contra.jpg
28-09-2017-a-la-contra.jpg
Cuando entras en un banco, despacho de abogados, notarías, tiendas de lujo que antes llamaban boutiques y otros centros de interpretación de las apariencias -que engañan, no se te olvide-, ya vas predispuesto a encontrar a alguien con traje y que te trata de usted, aunque sea una evidencia que no hay nada que más te guste que te pierdan el respeto.

Cuando ves a alguien con gorra y una flor en la boca ten muy claro que hay un paisano detrás. Y además un paisano de pueblo que no duda ni un segundo en ponerse la gorra cuando hace sol porque ya bastante calor pasó, incluso con ella, recogiendo la hierba en julio, trillando en agosto, sacando las patatas en septiembre o, como decía Santiago El Pastor, «aguantando ministros de Agricultura toda la vida».

Un paisano con una flor en la boca porque una flor es una flor y la boca es buen sitio para no ocupar las manos, que están para la cacha, la navaja o el pañuelo. En la boca, como tenían antes el cigarro mientras jugaban la partida, cuando fumar no era delito y liar el cigarro no era sospechoso.

En la boca, como tantos llevan un palillo que no se sabe bien para qué pero mueven de lado a lado con maestría y, como el cigarro, no les impide hablar con la claridad que lo hacen.

No lo dudes. Ahí detrás hay un paisano.
Lo más leído