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Hasta que se arrama

08/02/2015
 Actualizado a 18/09/2019
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Ya os aviso de que igual no llego hasta el final de esta columna, que realmente son dos columnas (no empecéis a hablar de la ignorancia en la ruralidad que también a Nochevieja venía a tocar el Dúo Cato y eran tres, y con estudios, que sabían leer las partituras)porque estoy reventado de espalar la calleja para que vuelva a nevar otra vez y la Divina Providencia me la tape por la noche.

Eso me pasa por fiarme de la Divina Providencia y no hacerle caso a los clásicos de la ruralidad. Bebina, que llegó a ser vicepresidenta del Grupo de Filósofas de lo Rural con Bata Guateada al Salir al Panadero, se casó pobre, y se murió en el mismo estado, y para la noche de bodas un vecino les regaló un litro de leche de vaca, no del Continente, «para que no te escoses a medio proceso». Les explicó que había que hervirla y así lo hicieron. La pusieron en la cazuela encima de la corra del medio de la cocina económica y aquello empezó a calentar como la Térmica de La Robla. YBebina miraba entusiasmada para el su hombre, que no era nada partidario de la cosa religiosa, y le decía casi entre gritos al ver subir la leche:

- ¡Mira, mira! Nos dieron un litro pero Dios nos la aumenta y tu no te querías casar por la Iglesia.

Hasta que se arramó. La mujer agachó la cabeza y el su hombre miraba para el calendario del Sagrado Corazón con unos ojos que se le salían...

Y yo ya no puedo más. Ya avisé.
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