Hasta la cima del Miravalles

Un recorrido por la Reserva de la Biosfera de los Ancares Leoneses, que se desarrolla en sentido suroeste, a continuación del límite occidental de la Cordillera Cantábrica, y en la frontera de León con Lugo y Asturias

Francisco A. Ferrero.
02/07/2017
 Actualizado a 10/11/2021
Alcanzando la cima es muy fácil otear poblaciones de cabra montés.
Alcanzando la cima es muy fácil otear poblaciones de cabra montés.
Destaca no solamente por sus cordales montañosos, esculpidos a lo largo de miles de años por la continua acción glacial y fluvial, y por sus grandiosos valles; también, por sus valores culturales e históricos que perviven en la memoria colectiva, y por su arquitectura y modo de vida.

Los Ancares
, en resumen, son el néctar del esfuerzo y el trabajo de sus gentes, que asentadas en zonas secularmente aisladas, han sido capaces de sobrevivir de manera autónoma a lo largo de los siglos aprovechando inteligentemente sus recursos naturales. El agua aportaba energía a sus pequeñas fábricas de luz yasus molinos harineros. La madera, junto con la piedra,permitía la construcción de sus edificios y daba calor a sus hogares, hornos de pan, fraguas y herrerías. Se trata de un patrimonio preindustrial que se conserva magníficamente ilustrado en este territorio fronterizo entre las provincias de León y Lugo.

Todos estos valores son los que justifican que en el año 2006 este espacio singular fuese declarado por la UNESCO como Reserva de la Biosfera, una catalogación que se concede, únicamente, a aquéllos territorios del planeta que cuentan con valores sobresalientes en su medio natural, social y económico. Históricamente, el germen del término Ancares comprendía los nueve pueblos que encierran el valle principal y sus vallinas, limitados por los puertos de Lumeras y Ancares, a los que hay que añadir los pueblos de Balouta y Suárbol, situados hacia la vertiente con predominio gallego. No obstante, en la actualidad, el término Ancares se ha ampliado también a algunos valles adyacentes, como el de Fornela y otros que se descuelgan de la Sierra tanto hacia el lado leonés como gallego, pero esto responde más a motivaciones políticas, económicas o turísticas, que a razones históricas.

El ascenso al Puerto de Ancares (antiguamente conocido como de Antero) siempre es una experiencia procelosa y agridulce. La fuerte pendiente a salvar pone a prueba la potencia del motor de nuestro vehículo, y el espléndido espectáculo visual que nos acompaña durante todo el recorrido anima a hacer continuas paradas. La distancia desde donde la carretera salva el arroyo Miravalles (cota 1040) hasta el alto del Puerto (1669) es de unos 5,5 km, lo que arroja una pendiente media de cerca del 12%. Desde el collado natural del puerto la vista es magnífica, tanto, que en días claros y despejados es obligado subir a despedir el ocaso del día. Durante los amaneceres, cielos limpios y azules en las cumbres y densas nieblas en los profundos fondos de los valles. Sin duda, el singular puerto de Ancares, como línea fronteriza entre las provincias de León y Lugo, tiene algo de extraordinario y aúna la personalidad morfológica de las dos provincias; es una ventana al oeste, al siempre mágico poniente berciano.

El sendero se perfila por la cuerda de la Sierra Bruitera o Buitrera (en los planos del IGN se le llama Bruteira) y avanza en sentido E hasta el crestón de Pina Neira (1.812 m snm). Durante el trayecto pasamos por la cumbre de Gamotal (1.762) y por la cara sur del Alto das Concas (1.726), bajo el cual se extienden las amplias praderías de alta montaña del paraje de los Froixos. Tras unos dos kilómetros de andadura alcanzamos el espolón rocoso de Pina Neira desde donde se presentan dos alternativas de itinerario. Para los menos atrevidos, se continuará el sendero más claro y evidente (línea continua en el plano de la ruta) que bordea el crestón por la cara norte, salvando los amplios canchales acumulados por gravedad desde las paredes rocosas, hasta alcanzar el collado de Arneiroso donde se une, a la cota aproximada 1760, el sendero zigzagueante que llega desde Balouta por la vallina del reguero de Arneiroso. Los más atrevidos, pero con extrema prudencia, podrán salvar el crestón de Pina Neira atravesando longitudinalmente el afloramiento rocoso (línea discontinua en el plano) adivinado el itinerario a través de un sendero muy desvaído, improvisando en ocasiones monte a través, sin alejarse de la traza principal, por lo que nos veremos obligados a trepar en ocasiones por las rocas utilizando las cuatro extremidades. No obstante, el esfuerzo merece la pena por las hermosas vistas a la vallina del Miravalles y los magníficos bosques que se desarrollan en sus flancos. Hay que evitar este itinerario con presencia de nieve, hielo o estando la roca mojada.

En verano podremos abastecernos de las abundantes arandaneras que colonizan las islas térreas que afloran entre los roquedos.Desde el collado de Arneiroso hasta la cima nos separan tan solo unos 200 metros de desnivel vertical, que hay que salvar en poco más de 800metros en continuo y serpenteante ascenso; esto supone el mayor nivel de esfuerzo de todo el recorrido ya que estamos a los pies de la vertiente sur del Miravalles. Una vez alcanzado con los últimos resuellos el vértice geodésico (instalado en 1988 sobre una plancha de hormigón), habremos alcanzado la cima del Miravalles, situada a 1.966 metros sobre el nivel del mar.No obstante, el Miravalles tiene una doble cumbre separadas tan solo unos doscientos metros.

La occidental (donde se sitúa el vértice geodésico) es cinco metros más alta que la oriental (situada a 1961 m snm), desde donde se otean la braña de Chagozos, la dorsal de Corredoira y las cimas más sobresalientes de la Cordillera Cantábrica. No se pude perder la oportunidad de continuar un poco más hacia el noreste, salvando un profundo tajo pedregoso que une las dos cumbres, lo que tampoco está exento de dificultad ya que será necesario usar todas las extremidades para trepar por los esquistos pizarrosos.

Una vez alcanzada la cima oriental, las vistas son inconmensurables; ahora es cuando entendemos el acierto en darle el nombre a esta magnífica cumbre. Esta zona somital separa geográficamente, en la práctica, las provincias de León, Lugo y Asturias y los amplios valles que se descuelgan desde ella; lo que permite ver cumbres cimeras y poblaciones de las tres provincias. En el ángulo norte, y en sentido de las agujas de reloj, se aprecia su sector más agreste y quebrado: el valle de Soutadores (Santadores en los planos del IGN) franqueado por la Sierra del Mingatón, por este valle hay un hermoso itinerario de subida al Miravalles desde la localidad de Balouta, aunque bastante más duro que el propuesto en esta ruta. A continuación la braña asturiana de Chagozos, sobre una artesa glacial permanentemente encharcada entre turberas. Sobreelevada sobre ella, se aprecia una hermosa laguna ‘colgada’ conocida como Campo Salgao (también Salado); de aquí nacen las primeras fuentes del asturiano rio Luiña (tan parecido al cercano Cuiña leonés), afluente del cantábrico río Ibias. Hacia el este se prolonga, como una espina dorsal, la Sierra de Corredoira hasta el Alto del Boquín (1753) que adopta una forma troncocónica, similar a un domo volcánico.

En el amplio ángulo este-sur la soberbia cabecera del valle del arroyo de Miravalles que conserva dilatadas cubetas glaciales, aunque menos agrestes y húmedas que las de la braña opuesta de Chogozos por su situación a la solana, pero también más pastoreadas por los animales salvajes como el corzo, el rebeco y las abundantes poblaciones de la cabra montés. Hacia el oeste, domina el paisaje típico lucense de alturas decrecientes y de lomas redondeadas sembradas de pequeñas aldeas. En días despejados, se aprecian localidades altas como Becerreá o Fonsagrada, alejadas una treintena de kilómetros en línea recta.

La vegetación culminícola está formada por especies resistentes a las bajas temperaturas y a la sequedad propia en unos suelos más o menos esqueléticos. Las especies vegetales están representadas por vegetación herbácea perenne, raramente leñosa, y si lo es tiene poca talla, debido a las condiciones medioambientales, dando origen a plantas amacolladas con figuras caprichosas como medias lunas, almohadillas, rosetas de color verde brillante. Hay que considerar que el agua impregna el suelo, pero al llegar las bajas temperaturas se hiela y por tanto, no puede ser absorbida por el sistema radicular de la planta, de aquí que se trate de especies resistentes a la sequía.

En estas condiciones, como es lógico, su ciclo vegetativo está paralizado entre seis y ocho meses al año por el frío: nevadas, ventiscas, neveros y vientos fuertes helados, tenemos en conclusión una alta selección natural para los vegetales que son capaces de colonizar estas alturas. Son característicos los brezales enanos, los enebros rastreros, cervunales, arandaneras y plantas rupícolas, glerícolas y fisurícolas.

Los taxones más interesantes son los siguientes: Cryptogramma crispa (helecho alpino); Meum athamanticum (jistra, planta medicinal con infinidad de aplicaciones); Vaccinium uliginosum y Vaccinium myrtillus (arándanos negro y común); Gentiana lutea (genciana); Trifolium alpinum (regaliz de montaña o trébol alpino). El camino de regreso supone desandar lo andado, aunque ahora con un menor nivel de esfuerzo y cambiando las vistas hacia las cum-bres del Cuiña y Campanario, que marcarán permanentemente nuestro nuevo horizonte hasta llegar de nuevo al boquerón del puerto.


Visión global

La ruta inicia su recorrido en el aparcamiento del puerto de Ancares. El puerto separa, casi equidistante, las dos cumbres más sobresalientes de la Reserva de la Biosfera de Ancares: El Alto del Cuiña, con 1992 m de altitud y techo de la Sierra de Ancares, y el Pico Miravalles, cumbre máxima de la Sierra Bruitera que, situado a 1966 m snm, constituye además un vértice geodésico desde el año 1988. Si el Cuiña esta considerado como el techo de Ancares, el Miravalles, para muchos, tiene las mejores panorámicas de esta sierra de transición Galaico-Cantábrica. Su situación sobreelevada y fronteriza entre las provincias de Lugo, León y Asturias la hace muy recomendable para escudriñar todos los valles que se descuelgan de su doble cumbre, y otear, en la distancia, otras sierras y poblaciones distantes a más de 60 km en línea recta.
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