Angel Suárez 2024

Harto del ‘arte’

25/02/2018
 Actualizado a 18/09/2019
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No me parece correcto que la organización de Arco retire una obra en la que se enaltece, elevándolos al rango de presos políticos, a terroristas etarras como los de Alsasua, a delincuentes violentos como Bódalo, o a golpistas secesionistas, porque quien debería retirar la obra no es Ifema, sino la Policía, mientras detiene a su autor para ponerlo a disposición de la autoridad judicial por un delito de enaltecimiento del terrorismo y del golpismo que tiene poco de presunto.

Pero como tal cosa resulta inimaginable en un país en el que todos los fines de semana se homenajea a asesinos etarras en la misma cara de sus víctimas sin que ni los jueces, ni el felón Rajoy se den por enterados, lo mejor hubiera sido hacer oídos sordos a la ofensa y privar así al payaso que la perpetró de la inmerecida notoriedad que ha recibido.

Porque por otra parte, pasar olímpicamente es lo que el público acostumbra a hacer con el autodenominado arte contemporáneo, reducido a un diminuto círculo de esnobs extremadamente politizado y sectario, que se guisa y se come una millonada de fondos públicos nutridos con sus impuestos y con los míos. Como muestra local tenemos el carísimo Musac, que ni siquiera se encuentra entre los 20 museos más visitados de la comunidad autónoma. Con mucha diferencia el menos demandado de León, a pesar de que nuestra ciudad sea una de las capitales nacionales del turismo cultural, el solitario y desangelado Musac es también el museo que más financiación pública recibe.

El asunto ha servido, al menos, para que una vez más se le vea la impostura y la hipocresía a la decadente izquierda española. No hace falta imaginar cuánto les hubiera importado la libertad de expresión a los que estos días se rasgaban las vestiduras en su defensa si la obra retirada hubiera denunciado que el preso político fue Tejero, en lugar de los terroristas de Alsasua, el matón Bódalo o los delincuentes golpistas catalanes. Basta con constatar que los que esta semana se las daban de adalides de la libertad de expresión son los mismos que promovieron el cierre, con secuestro y quema de libros, de la librería Europa, los que pretenden impedir que Loquillo cante ‘La mataré’, los que proponen tipificar como delito que alguien diga que con Franco estábamos mejor, y desde luego, los que apoyan y sostienen en Cataluña un régimen totalitario y supremacista en el que la libertad de expresión se pisotea a diario, junto con el resto de los derechos humanos básicos que la izquierda siempre se ha pasado por la puerta de Brandeburgo.
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