03/04/2015
 Actualizado a 09/09/2019
Guardar
No he encontrado en castellano una palabra que sirva para traducir la voz japonesa ‘hanami’ que literalmente significa «contemplar las flores». Para los japoneses el florecimiento de los cerezos es uno de los sucesos más esperados del año. Allí, como aquí, los cerezos se engalanan con una tupida floración durante un breve espacio de tiempo proclamando el final del invierno y la llegada de la primavera.

Para el pensamiento filosófico-religioso del pueblo nipón, la corta vida de la hermosa flor del cerezo representa a la perfección la brevedad de la existencia y el pasar incesante del tiempo. ¡Todo lo hermoso es demasiado breve! El sintoísmo otorga un lugar central a la veneración a la naturaleza y sus efemérides, en tanto que la filosofía budista enfatiza lo efímero de la existencia y la importancia del renacer. Al contemplar los floridos cerezos se comparten sentimientos encontrados como la tristeza por lo efímero, la fragilidad de la vida, y la alegría y la celebración del renacer. «Si no hubiera flores de cerezo en el mundo cuánto más tranquilos estarían nuestros corazones en la primavera», así expresaba el poeta japonés Ariwara no Narihira el conmovedor influjo de las flores en su corazón y en su alma.

El Bierzo, conocido por sus árboles frutales, es también un territorio de ‘árboles florales’. Cuando llega la primavera es una de las comarcas más ‘florescentes’ de la península ibérica. El espectáculo floral se inicia todos los años con la temprana florescencia de almendros, ciruelos y perales que proclaman con su belleza la llegada de la esperada floración del cerezo. Miles de cerezos, millones de elegantes flores de cerezo tiñen de blanco luminoso tanto el fondo del valle como sus laderas. Las flores son un alimento ‘delicatesen’ para todos los sentidos.

En algunos lugares como Corullón la concentración de cerezos es tan relevante que se crea un paisaje único y fantástico: floridas laderas que llegan hasta las orillas del Burbia con la inmensidad de los Aquilianos como fondo. Si nos acercamos a alguno de sus cerezos, en el micropaisaje del árbol, escucharemos el frenético trabajo de las abejas polinizadoras anticipando que en breve llegarán dulcísimas mieles y cerezas.

La tradición japonesa del ‘hanami’ no se limita sólo a la contemplación, también nos enseña que la sombra luminosa del cerezo es el mejor lugar del universo para celebrar una festiva comida acompañado de la familia o los amigos. Quizá ha llegado el momento de importar esta exótica tradición japonesa y disfrutar de todo lo que nos regala esta mágica comarca.
Lo más leído