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Halterofilia navideña

09/12/2017
 Actualizado a 18/09/2019
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Hay que afirmar bien los dos pies en el suelo, las rodillas rectas, los brazos en paralelo. Agacharse y agarrar la barra fría. En arrancada, la familia tiene que levantar el mes de diciembre, con las luces navideñas y un poco de nieve artificial decorando las pesas. En la modalidad de dos tiempos, toca levantar también los treinta y uno interminables días de enero y, además, hacerlo en cuesta. Pffff. La parte más difícil es el envión, cuando habrá que subir la barra por encima de la cabeza. Pocas familias lo conseguirán, a la mayoría no le cuadrarán las cuentas.

Podemos tomar nota de cómo lo hace Lidia Valentín, la haltera berciana que acaba de proclamarse triple campeona mundial tras levantar en Anaheim, Estados Unidos, un total de 258 kilos. No lo ha conseguido sin esfuerzo y el camino ha sido largo.

Valentín puede ser la inspiración para intentar alcanzar el podio de la halterofilia navideña que nos espera. Será aun más difícil para las 34.066 personas sin empleo que hay en la provincia -625 más tras la subida del desempleo del pasado mes de noviembre-. Cuando queremos creer que la crisis se ha acabado, las estadísticas nos traen la cencellada de una realidad heladora.

Menos mal que siempre hay alguien que ayuda a levantar estos pesos, como el Banco de Alimentos del Sil, que ha movilizado a doscientos voluntarios en el Bierzo para recoger comida para que las familias con más dificultades puedan afrontar estas fiestas. Esos voluntarios, y los que ayudan en los albergues o asisten a personas mayores en sus domicilios, merecen también una medalla.

Frente a la frialdad de los números y las trampas de la economía local y global, aparece de pronto la generosidad de estas personas. Nos impiden olvidar que, como escribió Lorca en Poeta en Nueva York, siempre hay «debajo de las sumas, un río de sangre tierna».
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