En el interior de la mochila que portaba llevaba pastillas de litio, una sustancia que se utiliza para el trastorno bipolar que padecía. No obstante, hasta que no se le realicen las pruebas toxicológicas no se sabrá si las ingirió o no. Según el psiquiatra y médico forense, José Cabrera, el litio puede ser mortal, por lo que debe tomarse en las dosis adecuadas y necesita prescripción.
El informe preliminar de la autopsia, que se espera conocer a lo largo del día de hoy, arrojará alguna luz sobre qué fue lo que le ocurrió a Blanca, si ingirió este medicamento de forma voluntaria o lo llevaba consigo por el tratamiento que seguía debido a su enfermedad. No obstante, las pruebas toxicológicas, en caso de ser necesarias, suelen tardar un mes, aproximadamente.
La necropsia también aclarará si el óbito se debió a causas naturales o tuvo un origen accidental. De confirmarse que la muerte tuvo un componente de voluntariedad, se daría carpetazo a la principal hipótesis que quedaba por resolver respecto al fallecimiento de la exesquiadora.
El lugar fue sobrevolado por drones el martes
El cadáver estaba en un paraje denominado Pinar Solana de la Molinera, debajo de Collado del Rey. El martes, durante el impresionante dispositivo de búsqueda, los drones de la Policía habrían sobrevolado la zona sin poder detectarla.
El cuerpo de la medallista olímpica estaba en un avanzado estado de descomposición. Por ello, los investigadores piensan que el fallecimiento se produjo poco después de su desaparición, situada entre los días 24 y 25 de agosto.
Se encontraba fuera del sendero, en una zona no muy escarpada perteneciente al Pico de la Peñota, a unas dos horas caminando del aparcamiento de Las Dehesas de Cercedilla, donde aparcó su coche. Un corredor lo vio el día 25 de agosto a las seis de la mañana. El domingo, tras la alerta policial, lo comunicó de inmediato a los agentes. Su hermano Luis lo encontró en ese lugar. Nunca se llegó a mover de ahí. La búsqueda de la deportista acabó cuatro días después de forma trágica.