Hallan a otro lobezno en cautividad en Abelgas de Luna e investigan a un vecino

El lobezno recogido el 20 de agosto murió por anorexia y estrés y la necropsia determina una fuerte deshidratación compatible con una cautividad prolongada

L.N.C.
02/09/2020
 Actualizado a 02/09/2020
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La Junta y la Guardia Civil trabajan de forma coordinada para investigar la aparición de dos cachorros de lobo en un domicilio de Abelgas de Luna (León). El primer ejemplar fue localizado el pasado día 20 y falleció y el segundo -una hembra- fue recogido el sábado 29. Los hechos, según informa la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, podrían suponer infracciones a la normativa estatal y autonómica en materia de patrimonio natural por la tenencia en cautividad de especies de fauna silvestre sin autorización.

El pasado sábado 29 de agosto de 2020, en una acción conjunta con la Guardia Civil y la Consejería, se recuperó a una lobezna, en un episodio a priori presuntamente relacionado con el anterior. Hasta el domicilio del particular se desplazaron agentes medioambientales, celadores de Medio Ambiente y personal veterinario del Centro de Recuperación de Animales Silvestres de Valladolid para requisar el ejemplar y poder realizar ‘in situ’ una primera valoración de su estado.

La lobezna, de entre 2.5-3.5 meses de edad, como el recogido el día 20 y posteriormente fallecido, se encontraba en estado crítico, por lo que tuvo que ser estabilizada de urgencia en el lugar. Tras anestesiarla, rehidratar con suero intravenoso, desparasitar y administrarle terapia medicamentosa de emergencia, el mismo día fue trasladada al Centro de Recuperación de Animales Silvestres de Valladolid, donde sigue ingresada, aunque muy débil y con pronóstico reservado.

La necropsia practicada al otro lobezno, que fue recogido por la Guardia Civil en Abelgas de Luna (León) el pasado 20 de agosto por el personal del Centro de Recuperación de Animales Silvestres de Valladolid, recoge la localización de fuertes heridas en cuello y almohadillas de las extremidades anteriores y posteriores, con tejido cicatricial en sus bordes, compatibles con lesiones antiguas originadas por abrasión. El diagnóstico presuntivo del informe concluye que la muerte del animal se debió a un fallo multiorgánico, consecuencia de una insuficiencia alimentaria, tanto en calidad como en cantidad, un manejo inadecuado (estrés) y una fuerte deshidratación, compatible con un mantenimiento del animal en cautividad durante un prolongado espacio de tiempo.

Según consta en acta e informa la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, el lobezno fue recogido por la Guardia Civil en Abelgas de Luna (León), que lo entregó a los celadores de Medio Ambiente de la Junta el día 20 de agosto de 2020 a las 18 horas en Villablino. Posteriormente, los celadores lo trasladaron al Hospital veterinario de la Universidad de León, siendo entregado en dicho centro a las 20 horas del mismo día.

El 21 de agosto, a las 09.44, desde el Hospital veterinario de la Universidad de León se comunicó a los celadores de Medio Ambiente que el estado de salud del lobezno había empeorado, solicitando su traslado al Centro de Recuperación de Animales Silvestres de Valladolid (CRAS VA), que lo recibió a las 12.30 horas del mismo día. El lobezno finalmente se encontró muerto a las 8:30 del día 22 de agosto. Tanto la comida como el agua estaban intactos y se procedió a realizar la necropsia del ejemplar el 28 de agosto de 2020.

Exploración clínica


El ejemplar, que llegó al CRAS en un transportín de dimensiones acordes a su tamaño, portaba un collar de plástico naranja y una cadena metálica unida al mismo, con pelaje sucio y en malas condiciones, además de encontrarse muy nervioso y agitado. Se trataba de un lobezno de 2,5-3,5 meses, que no mostraba signos de agresividad o aversión hacia el ser humano en ningún momento.

Los hallazgos encontrados tras la exploración física del ejemplar fueron una fuerte deshidratación, cercana al 10-12 por ciento; mucosas secas y pálidas, con tiempo de relleno capilar <2”, y una condición corporal muy baja (2/5), no presentando linfadenopatías.

Tenía las uñas muy cortas, enrasadas con los pulpejos en todas las extremidades, tanto anteriores como posteriores, así como cuatro ulceraciones circulares profundas, dos de ellas localizadas en las almohadillas de los dedos tres de las extremidades anteriores respectivamente, otra presente en el dedo dos de la extremidad posterior derecha y una última localizada en la almohadilla de la misma extremidad.

También tenía dos ulceraciones por abrasión extensas y profundas, localizadas en la cara interna de la rodilla de las extremidades posteriores, de forma simétrica y bilateral, y dos ulceraciones circulares profundas a nivel de la axila en la extremidad anterior izquierda. Todas estas lesiones presentaban tejido cicatricial en sus márgenes, por lo que se trata de lesiones antiguas, compatibles con una estancia prolongada en cautividad

De forma inmediata, tras su recepción en el centro, se procedió a la extracción de sangre para su posterior análisis hematológico, bioquímico y serológico, así como a la cura de las heridas, hidratación intravenosa y medicación del ejemplar. En el estudio radiográfico no se observaron fracturas ni restos de plomo.

El ejemplar se alojó en una instalación adecuada a tal fin, con comida y agua y al dejarlo solo se observó un comportamiento estereotipado, propio de animales mantenidos en prolongado cautiverio encerrados en espacios reducidos, sin oportunidad de mostrar su comportamiento natural.

Los análisis revelaron un leucograma de estrés, una hipoglucemia muy marcada, hipoproteinemia y una anemia no regenerativa. La trombocitosis presente podría deberse al proceso de excitación que había sufrido el animal. Los resultados confirman la sospecha de que el ejemplar pasó por un proceso de anorexia asociado a un periodo de fuerte estrés y se descartaron diversas enfermedades como la babesia, anaplasma, leishmania, borrelia, moquillo y rikecttsia.
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