03/01/2021
 Actualizado a 03/01/2021
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A veces en La 2, ya de madrugada, concluyen documentales donde te han estado hablando, por poner un ejemplo, de cómo surgieron y se afianzaron las peores dictaduras del Siglo XX (hay para todos los gustos, según profeses inclinaciones comunistas o conservadoras), o de que en el mundo la producción de alimentos está en manos de media docena de compañías. Te vas a la cama con una sensación turbadora, hasta que caes en la cuenta de que, en realidad, lo relevante del día, lo que ha copado tertulias y titulares, ha sido otra cosa: un Baltasar que destaca por su palidez en un folleto (lo que lleva nada menos que al alcalde de Madrid a ofrecer explicaciones), una avispada que ha cambiado de bando político, o una discusión donde una señora que ejerce de portavoz del Gobierno (aunque no se le entienda nada), llama cabezón a un marxista de moño alto que susurra como un cura. Esas son las grandes noticias que protagonizan el final de año. Se pasa de puntillas por la prisión de una joven china que se atrevió a contar lo que sucedió en Wuhan y, como suele ser habitual, por las siniestras memeces de un tipo del que nadie se ha atrevido a decir, en portada y rotundamente, que ha perpetrado un golpe de estado en la patria de Abraham Lincoln. Te vas a la cama, pues, con la impresión de habitar en una dimensión extraña, una zona oscura donde no parecen vivir los demás. Algo que te lleva a pensar que, de modo sutil pero irremisible, estás dejando de ser un cascarrabias para convertirte en un jodido misántropo. Y es entonces, a punto de apagar la luz y quitarte las zapatillas, cuando, gracias a una revelación súbita, comprendes que el tonto eres tú, que tus gustos no se corresponden con la nueva ni la vieja normalidad y que, si quieres integrarte en sociedad, debes reenfocar tus preferencias. Tampoco es tan difícil, piensas en voz alta. Basta con coger el mando y buscar al azar alguno de los canales con mayor audiencia. Ese donde ahora mismo, saliendo de las bocas estridentes de un grupo de señores y señoras, hablan de lo que conmueve y preocupa a medio país: algo sobre la herencia de una finca, unas esmeraldas que cambiaron sospechosamente de manos y una tonadillera muy enojada con su hijo. Eso sí que es entrar con fuerza en 2021. En la calle, saltándose el toque de queda, oyes a un tipo gritando por su móvil con voz de cornetín.
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