Ya han pasado las elecciones, han sido dos meses abrumadores para todos, llenos de promesas de todos los partidos a los electores y de ……cariñosos recuerdos para las formaciones contrarias. Ahora nos toca una temporada de acuerdos, desacuerdos, alabanzas de unos a los otros, lo guapos que son los unos, lo inmejorables que son los contrarios, y mientras tanto los ciudadanos, hartos de tantos piropos mutuos, esperando que formen los grupos parlamentarios en las Cortes autonómicas, nacionales, y de concejales, para ver si lo que prometieron son capaces de cumplirlo, viendo cómo unas acciones nos son propicias y otras nos contrarían. Además de las muchas (la mayoría), que se van quedando en el disco duro en la carpeta de olvidados.
Un servidor, que conoció épocas sin elecciones, afortunadamente ya tiene algunas experiencias poselectorales, y por desventura... nada positivas. Esto fue lo que me hizo, hace ya…. pufff! algunos años, que me empezara a decantar por posturas políticas de carácter leonesistas, dado que las promesas más incumplidas siempre han sido las de olvidarse de nuestra tierra leonesa, involucrándonos en un proyecto que se han empeñado en llamar “castellanoleonés”.
Evidentemente he pasado por muchas fases, con algún acierto, siendo más las torpezas y los errores, aprendiendo sobre la marcha y rectificando con las críticas mayoritariamente certeras, junto con otras muchas suspicaces y retorcidas, vamos, lo normal del día a día, en cuanto uno se posiciona en posturas que no van con la mayoría.
He pasado mucho tiempo dentro del llamado “leonesismo social”, campo en el que se han efectuado trabajos extraordinarios de recuperación de tradiciones, de reivindicaciones sobre la lengua, historia, costumbres, sanidad, comunicaciones etc., todo ello a pesar de que cada organización funciona, por lo general, sin conexión con las demás asociaciones, incluso en muchos casos actuando como francotiradores en defensa de todo lo leonés. La unión y la sintonización entre ellas sería importante, pero no imprescindible, para unos mejores resultados de sus objetivos. Digo esto por la sencilla razón de que, en mi opinión, el leonesismo social podría hacer grandes cambios en favor de la Región Leonesa, pero mientras los votos a un partido político leonesista no sean relevantes, los contrarios a la autonomía leonesa no sentirán la mínima preocupación para cambiar la situación autonómica actual.
Viendo la necesidad de conseguir una mayor fuerza parlamentaria leonesista, me he vuelto a subir al carro de un partido político, la UPL (partido con el que he tenido alegrías, desagrados, divergencias, reencuentros), siendo consciente de las muchas e interminables murmuraciones de barra de bar que reciben desde el mundo leonesista, además de los perpetuos apoyos de otros convencidos.
Todo esto viene a cuento para decir que parece que los leonesistas no aprendemos ya que veo con gran pena que nuestra representación en las Cortes autonómicas es minoritaria de nuevo. Y me pregunto... ¿No somos capaces de transmitir nuestras sensaciones, nuestras reivindicaciones a la población leonesa o residentes en la Región Leonesa?, ¿Cuál es la causa?, ¿No tenemos las personas más adecuadas?No lo creo. No veo que sea ésta la razón, nuestros políticos son mejores que la mayoría de los de las formaciones antónimas ¿No tenemos la palabra capaz de convencer?Esto no es coherente a mi modo de ver con los éxitos obtenidos en los ayuntamientos. La UPL ha tenido una recuperación, está teniendo una remontada después de las muchas fases, algunas muy desapacibles, pero a pesar de estos progresos, no son suficientes.
Tal vez, el problema sea que entre unos y otros no hemos sido capaces de configurar unas reivindicaciones con una base capaz de ilusionar a los leoneses con un algo más que la autonomía leonesa. Sin ánimo de reprender ni denigrar y con la ilusión de buscar mejoras y soluciones, quizás hubiera sido deseable una mayor cooperación de candidatos a las alcaldías, dando una impresión más de bloque, donde unos más que otros recogen los frutos de sus trabajos, sobre todo aquellos que han tenido más habilidad y posibilidades de comunicación con sus vecinos. Luego, la mejora de nuestra representación en las Cortes nacionales y autonómicas, Diputación, que pasaría por desarrollar un programa conjunto, amplio, con planificación en Educación, Sanidad, Comunicaciones, Industria, etc., como un partido regionalista que convenza a los habitantes nacidos y residentes en la autonomía leonesa. Una labor para la que se necesita la participación de todos aquellos que desean y reclaman la autonomía leonesa.
También sería deseable, no inverosímil, sí posible, unas conversaciones serias, sin prisas, con tiempo, no fáciles, con otras muchas formaciones, que persiguen los mismos intereses. No con la intención de absorber, ni de agrupar, sino de unir, de buscar soluciones comunes, cediendo en las mismas proporciones los unos y los otros. Para ello se puede empezar mañana a limar asperezas, mejor que el año que viene o dentro de tres años y medio.
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