Hacia un cambio de paradigma acelerado, por Julio César Álvarez

El presidente del Círculo Empresarial Leonés (CEL) analiza las fortalezas de la provincia en el el suplemento 'Cuenta con León' de La Nueva Crónica

Julio César Álvarez
24/05/2020
 Actualizado a 24/05/2020
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El carácter excepcional de esta crisis nos está empujando hacia un cambio en la economía y las empresas difícil de prever, pero con efectos seguros en nuestra provincia. Ya estábamos en una situación delicada, arrastrando problemas estructurales que todos conocemos y la coyuntura actual no ha hecho sino intensificar los malos datos macro y micro económicos de León.

Sin saber todavía cómo se van a desarrollar los acontecimientos tras las fases de desescalada impuestas por el gobierno, lo que tenemos claro es que vamos a salir con cicatrices de esta crisis, pero saldremos. Ahora estamos en medio de una travesía en el desierto y tenemos que gestionarla según sea el tamaño de nuestra joroba.

Está claro que la globalización y las cadenas mundiales de valor están más cuestionadas que nunca, lo que nos deja en bandeja la oportunidad de crear alternativas y opciones rentables en las economías locales, en la España vaciada, en las provincias que, como León, tienen recursos endógenos de primer orden. El sector primario, junto a la agroalimentación, son y serán una de las locomotoras que tirarán de la recuperación, junto al sector logístico y la distribución; el sector IT y la ciberseguridad; las energías; el sector fármaco-químico-veterinario; el e-commerce; el turismo de interior de calidad; el sector de los cuidados profesionalizados…

Otro de los cambios que parecen evidentes es la aceleración de la transformación digital. La tecnología y la digitalización han permitido a algunos sectores mantener la actividad y la producción con muy poco personal trabajando de forma presencial. En el caso de León las carencias en el uso de las nuevas tecnologías y el teletrabajo han sido solventadas con una rapidez inusitada, teniendo en cuenta que nuestro sistema productivo está muy sesgado hacia actividades que requieren de la presencia física, como la hostelería, el comercio o el turismo.

Aunque, desde fuera parezca que a los empresarios nos ha hecho la boca un fraile –como hemos podido leer en alguna columna de opinión– lo cierto es que, sin empresas, no habrá salida. Sólo las empresas, en conjunción con los trabajadores, podremos avanzar hacia la recuperación. Si alguien piensa que con una economía subvencionada saldremos adelante, se equivoca. No somos sospechosos en el CEL de defender las subvenciones, al contrario, pero en una situación crítica sobrevenida en la que se ha obligado al cierre y al confinamiento para controlar la pandemia, sin posibilidad de generar ingresos y afrontando compromisos y pagos, la inyección de liquidez en las empresas y trabajadores era y sigue siendo la única salida para la supervivencia inicial.

No podemos pedir nada que nosotros no estemos dispuestos a hacer. Cuando tenemos un por qué, encontramos un modo. Las empresas españolas y leonesas y la sociedad civil han mostrado en esta pandemia su dimensión más social, responsable y solidaria. Las compañías de sectores esenciales han continuado su actividad con esfuerzo en beneficio del bien común minimizando el riesgo de sus trabajadores. Muchas otras han intensificado el teletrabajo e implantado cambios organizativos en tiempo récord, y la mayoría están haciendo enormes sacrificios económicos para preservar sus recursos productivos y mantener los valiosos empleos que tanto les costó crear.

Los empresarios seguimos dispuestos a contribuir y a afrontar los enormes desafíos que tenemos por delante, tanto a nivel sanitario como de recuperación de la actividad productiva y el empleo. Echamos en falta más altura de miras, pragmatismo, profesionalidad y coordinación en la clase política y más agilidad y simplificación en las administraciones. Todos los procesos que tenemos por delante deben estar guiados por un clima de mayor cooperación y confianza, hasta ahora tristemente inexistente en el gobierno de la nación, que incorpore las aportaciones de todos y nos permita poner en marcha, de forma coordinada, la estrategia más apropiada para recuperar los niveles de renta y empleo.

Pero no debemos conformarnos con ello, sino que debemos aprovechar este momento para coger impulso y poner entre todos las bases de un modelo de crecimiento provincial más sólido, diversificado, competitivo, sostenible, integrador e igualitario para la etapa poscrisis.

Si no eres parte de la solución, eres parte del problema, por lo tanto, tenemos que replantearnos los modelos y procesos productivos y comerciales. La irrupción de esta pandemia ha evidenciado nuestra fragilidad y excesiva dependencia de otros mercados mundiales, algo que debemos cambiar garantizando como país el suministro de productos e insumos básicos, lo que podría servir como catalizador para recuperar actividades olvidadas y abrir oportunidades de reconversión industrial. El coronavirus puede actuar como propulsor hacia un nuevo paradigma económico. Si tenemos salud, tendremos la oportunidad de seguir en la lucha y descubrirlo.
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