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Hace falta más que una mesa por León

11/11/2021
 Actualizado a 11/11/2021
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A fuer de ser sincero, soy consciente de que no es la mejor idea airear algunos pensamientos e impresiones que personalmente voy teniendo sobre la llamada ‘Mesa por León’. Al menos no lo es si uno pretende vivir en una cierta zona de confort y seguridad que le evite polémicas. Reconozco que también me produce una profunda pereza tener que dedicarme a situar los acontecimientos como si de un parvulario se tratase, pues a este nivel habría de asignar algunos comentarios que se hacen sobre el asunto. Lo significativo, en cualquier caso, no es que uno tenga pereza, sino vencerla, de la misma manera que lo importante no es tener miedo del peligro, sino vencerlo. Ahí se manifiesta la valentía, pues no es valiente el que no experimenta el miedo, sino el que se sobrepone a él y hace lo que tiene que hacer.

Y viene a cuento esta perorata, al hecho de que la organización a la que represento, las Comisiones Obreras de León, haya tenido que salir públicamente a decir, no solo que constata el mal funcionamiento de una Mesa en las que se deciden cosas que luego no se cumplen, sino también que está decidida a incrementar la presión social y exigir mediante la movilización el cumplimiento de los compromisos adquiridos por las administraciones presentes en la Mesa por el Desarrollo Económico y Social de la provincia de León.

Porque son instituciones y organizaciones las que participan en esa Mesa, y no personas a título individual, y es por tanto a esas administraciones a las que se les exige un compromiso con la provincia, y no a fulano o a mengano. Plantearlo de otra manera es pretender desvirtuar el sentido de los que finalmente es un foro de diálogo social característico de las sociedades democráticas modernas. En este tipo de ámbitos lo que se demanda a cada administración concernida, como ocurre por ejemplo en la Mesa del Diálogo Social de Castilla y León, es el desarrollo de políticas, habilitadas presupuestariamente, que satisfagan los intereses que constitucionalmente representan las asociaciones empresariales y las organizaciones sindicales. Es un mecanismo de participación democrática que complementa la democracia representativa y que está en el espíritu mismo de nuestro ordenamiento constitucional, y por lo tanto de nuestro sistema de convivencia. Es posible que a algunos no les guste nuestro ordenamiento, pero eso es otra película.

Pero la llamada Mesa por León no es tampoco un club de élite en el que se debate y decide el futuro de nuestra provincia. Precisamente el único objeto de su constitución fue convenir la constitución de mecanismo que permitiera la participación de toda la sociedad leonesa en la definición de una hoja de ruta compartida por el conjunto de la sociedad. He leído muchas opiniones de ‘mesólogos’ que alegre e imprudentemente proponían que en esa Mesa se hablara de no sé qué proyecto o de no sé qué idea genial. O no han entendido nada o no han querido entender nada, lo cual sería aún peor.

Si las organizaciones sindicales, que por supuesto fuimos las que impulsamos la idea, exigimos inicialmente al Gobierno de España y a la Junta de Castilla y León que se sentarán a la par en un mesa de negociación y diálogo social, como otras en las que ejercemos nuestra función representativa, no fue para hacer valer nuestras posiciones sobre qué inversiones concretas necesita la provincia sino para establecer un marco nuevo que evitara que se cometieran los errores del pasado. Partamos del hecho de que en 2020, momento en el que la Vicepresidenta del Gobierno, Teresa Ribera, aceptó la propuesta, estábamos ante la oportunidad excepcional de que esta provincia fuera receptora de importantes fondos europeos derivados de la Transición Energética. Hoy la oportunidad es aún mayor, y definitivamente podríamos calificarla como histórica, pues a esta fuerte apuesta de inversión pública por el cambio del modelo energético se unen los fondos de Recuperación como respuesta a la crisis económica ocasionada por la pandemia de la Covid-19.

Fondos europeos tuvimos en el pasado, y un mal diseño de la gestión de los mismos llevó a que no se aprovecharan para la generación de empleo en la provincia que, por cierto, es la única medicina mágica que puede frenar el proceso de despoblación. Esa es la receta principal, pero lo que no vale es diseñar un proceso de selección de inversiones y proyectos que prescinde de la planificación estratégica, empuja a los ayuntamientos a ser los facilitadores de ideas, alimenta una mecánica cortoplacista de proyectos que sirven fundamentalmente para ganar elecciones y repetir mandatos, y después hacerse los locos y obviar que quien tomaba las decisiones finales, debía haber impuesto los criterios estratégicos generadores de empleo, y reconocer su inacción e irresponsabilidad pues lo que se acometían eran inversiones que nuestros pueblos demandaban con toda justicia pero que deberían haber sido financiadas de manera estructural y ordinaria. Pero posiblemente primó el beneficio del clientelismo político que esa maquinaria generaba.

Nosotros exigimos que los gobiernos con competencias en el territorio se sumaran en una única mesa de diálogo social con el compromiso de alinear sus políticas, de superar el partidismo y de que demostraran, por fin, una visión de Estado a la altura de la emergencia que vive esta provincia. Propusimos la creación de una Agencia especializada, al estilo de la que existe con muy buenos resultados en las Highlands escocesas, que aportara esa visión estratégica y en que se pudiera integrar la acción política de otras administraciones locales y de instituciones sociales o educativas claves en la vida leonesa. Propusimos que el proceso de construcción de un Plan Estratégico para León, que tuviera una visión global de las inversiones necesarias, y de los sectores económicos claves que deberían ser potenciados, se hicieran con el concurso y participación del conjunto de la sociedad. Y por ello pedimos la celebración de tres foros de participación: uno municipal, otro económico y empresarial y finalmente un tercero de carácter social. Tuvimos siempre claro que esa Agencia debería ser una institución con personalidad jurídica propia y apartada del juego del partidismo político. Pero parece que no alcanzamos a convencer a quienes tienen el poder de decisión sobre estas cuestiones, pues evidentemente si la decisión fuera de las organizaciones empresariales o sindicales, no me cabe ninguna duda de que todo ello ya sería una realidad.

En la calle, la gente está cansada de que las apuestas de futuro para León sean una cuestión de colores. No sé si los responsables políticos se habrán dado cuenta de ello, pero los trabajadores y trabajadoras de a pie están hasta la narices de comprobar que en su manera de proceder, parezca, por ejemplo, que la Plataforma multimodal de Torneros es un proyecto electoral del PSOE, al tiempo que el Polígono de Villadangos, pinte que es el proyecto electoral del PP. Porque los leoneses y leonesas no queremos tener que elegir entre Torneros o Villadangos. Los que queremos es Torneros+Villadangos, y queremos Toral de los Vados y las conexiones con Asturias, Galicia o Portugal, entre otras muchas cosas. Y queremos empresas que generen empleo y queremos que nuestros jóvenes se queden, si quieren, en esta tierra. Queremos algo más que una Mesa por León, queremos compromiso y lealtad con la ciudadanía leonesa. Y urgencias, muchas urgencias…
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