Los autores de este título que hoy jueves se presenta (a las 20 horas) en el Instituto Leonés de Cultura son Manuel Valero, Angélica Molíns y Ramiro Pinto.
Valero se encarga de la parte novelada del volumen. Él era en 1987 uno de aquellos ecologistas que acudieron a defender Riaño de las máquinas que lo iban a demoler. Llegó al pueblo y entró en una casa ya abandonada que iban a demoler a pasar la noche y encontró una caja llena de documentos, fotos y papeles. Iba a ser pasto de las máquinas y Valero se la llevó. En esa caja estaba la historia de José Álvarez Rojo, un vecino del pueblo que emigró a New York, como otros muchos jóvenes de pueblos de la montaña y con ayuda de esos documentos Valero construyó su relato a medio camino entre la ficción y la biografía. Cuando presentó el libro en Riaño (ver La Nueva Crónica del 22 de agosto de 2021: https://www.lanuevacronica.com/la-historia-que-escondia-la-casa-que-iban-a-demoler) aprovechó Manuel Valero su presencia en Riaño para hacer entrega en el Museo de estos documentos y otros objetos que encontró en aquella casa y conoció a dos nietas de quien en ella había vivido, José A. Rojo. La gran mentiraTambién hubo en aquella presentación en Riaño, con la entrega de documentos, espacio para el debate sobre la otra parte del libro, la dedicada al gran engaño —en palabras del autor de esta parte, Ramiro Pinto—, pues señalaba que «pude comprobar que, a día de hoy, una gran mayoría de los vecinos de Riaño desconocían la venta de la explotación hidroeléctrica del embalse de Riaño, el salto de la Remolina, a un fondo financiero kuwaití —un fondo buitre— el año 2015. Una venta especulativa que se realiza después de expropiar los terrenos, las casas, hacer las obras y demás con dinero público; o recordar que el ingeniero agrónomo que fue Consejero de agricultura y defensor a ultranza de los nuevos regadíos es colocado por otro defensor de hacer el embalse de Riaño, en la Comisión de Valores de la Energía». 
Ante esta situación insiste Ramiro Pinto —que también fue de los que acudió a defender Riaño y se convirtió en la cara visible de los tejadistas en aquel 1987— en la necesidad de denunciar aquellos hechos, las mentiras que se contaron y la verdad de lo que se escondía detrás del cierre de la presa cuando, recuerda, «fue destruido un valle ganadero, el más emblemático de la provincia, en favor de una política de nuevos regadíos de 85.000 hectáreas pero ha pasado el tiempo y es una realidad incuestionable que no se ha cumplido». Y en ese punto analiza Pinto lo que insiste en llamar la gran mentira, que ilustra con una imagen: «No vemos el vergel agrario de Europa del que nos hablaban pero sí comprobamos cómo proliferan en su lugar los huertos solares y molinos eólicos».En estos tiempos en los que la expresión ‘de moda’ es la de la España Vaciada recuerda Ramiro Pinto que se argumentaba en 1987 que el agua para los regadíos asentaría la población y «la realidad es que ha aumentado la despoblación sin que se cumpliera ninguna de aquellas promesas».
Ante esta situación explica Pinto que los que «queremos es recuperar la conciencia y la memoria, para buscar soluciones a lo que sucede hoy en día, pues con Riaño comenzó la economía de la corrupción como modelo: Pasar dinero público a empresas (beneficios) privadas. Y ver cómo la electricidad pasa de ser una producto cuyo valor según la oferta y la demanda debería bajar por la competencia entre empresas, y sin embargo, sucede lo contrario al haberse convertido en un valor especulativo de los negocios financieros». Y él lo hace con este libro que hoy presenta en León.