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¿Guerra civil en el PP?

24/06/2018
 Actualizado a 17/09/2019
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Se veía venir que el PP, pasara lo que pasara, iba a ser el centro de las críticas y las elucubraciones más dispares. De las necedades de algunos y las sesudas reflexiones de quienes quieren ser más rápidos que las liebres. Y eso es complicado. Ahora, para sustituir a Rajoy, tocan primarias. Debieron tocar siempre para que el partido hubiera tenido un reflejo distinto al que se ha venido expandiendo en las ondas ciudadanas desde hace años. Basta ya de presidencialismos a dedo y herencias continuistas para unos –los de toda la vida– que no acaban de entender –o no querían aplicar– lo que encierra el término democracia.

Por lo tanto, una candidatura única hubiese supuesto un nuevo descalabro social en la formación conservadora. El mismo perro con diferente collar, diría el sentido común. Y eso supondría, con todas las agravantes al caso, mirar para atrás y no con esperanza hacia al futuro, como tiene que ocurrir y es de obligado cumplimiento para asentar a la organización en un centro derecha estable y atractivo.

Los más conspicuos hablan de una guerra sin cuartel, de una ‘guerra civil’ entre Sáenz de Santamaría y Cospedal. Bienvenida sea. De producirse, supondría un positivo aliciente para la militancia activa, aparte de que el resto de aspirantes –Margallo, sin ir más lejos– también tendrán algo que decir. Por ejemplo, Pablo Casado –que estuvo en León el jueves– juega con la baza de ser un hombre joven y, por el momento, sin arrebatos ni mochilas. No obstante, deberá capear el follón que desde algunos ángulos, mediáticos y políticos, quieren armarle a costa de su ya famoso máster.

Y es curioso que quienes apostaban por una candidatura única –en este caso, el presidente del partido en León, Juan Martínez Majo– hayan cambiado el paso de manera explícita y radical. Se nota –ha dicho el número uno de los populares leoneses– que las primarias denuncian «lo abierto y plural que es el PP» ¡Ole! Debería haberlo aplicado –él y otros– en la primavera de 2015 cuando se sustanciaron las municipales y las autonómicas.

Por cierto, el domingo se reinauguraba la Plaza del Grano, un entorno que tiene su sitio indiscutible en lo patrimonial, cultural y turístico de la ciudad. Pues bien, la concejala del ramo en el Ayuntamiento de León, doña Margarita Torres –que nunca fue del PP y ni siquiera simpatizante, al contrario– brilló por su ausencia; es decir, opacidad física. Tendría ocupaciones más importantes que sustanciar, ajenas a pendones, bailes y canciones regionales y, naturalmente, discursos. Ya lo señala Torres: siempre ha habido clases. Y, en eso, la dama tiene razón. También lo dicen de ellaen la ULE. Y los fieles del partido.
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