27/01/2020
 Actualizado a 27/01/2020
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El gobierno de Irán, agraviado por la acción de Estados Unidos al matar a su generalísimo y mártir Saoleimani, ha traído a primer plano el término de ‘guerra asimétrica’ que es el equivalente a nuestra cazurra pataleta. Se trata de tocarle al enemigo los ‘mismísimos’, de tirar la piedra y esconder la mano, de provocar el hartazgo, en definitiva, ante la imposibilidad de un enfrentamiento a campo abierto.

En la lucha por nuestra separación de la comunidad autónoma de Castilla es la única estratagema a nuestro alcance. La ‘machada’ de la Cultural contra el Atlético de Madrid. Y, si se me apura, es la única táctica a seguir contra los grandes partidos políticos que se oponen abiertamente: amenazarlos con retirarles el voto. Lo otro, se reduce a pequeños gestos: Renunciando, por ejemplo, a reconocimientos literarios (como han hecho ya algunos) y de los otros; apoyando a políticos que, aunque no nos parezcan muy solventes, luchan, en solitario, contra sus Ejecutivas; denunciando embelecos y chanchullos como la Fundación Villalar, y, sobre todo, los desmanes contra León desde la Corte de Valladolid.

Cuando la generación del cronista frecuentaba el Barrio Húmedo, corría el bulo de la displicencia de las muchachas de Valladolid, a las que, si las echabas un piropo te contestaban: a mí como si te meas; y, por ello, estábamos de acuerdo en que, llegado el caso, lo mejor era llamarlas asquerosas y así la respuesta quedaba bien propia. Entonces no lo sabíamos, pero éramos unos adelantados de la guerra asimétrica de moda.

En esta guerra asimétrica contra los políticos de la Junta, que son y han sido de los dos partidos reinantes, y algunos de ellos leoneses de nacencia, es importante utilizar los métodos que corresponden a este tipo de lucha, que consiste básicamente en: nadar y guardar la ropa. Porque, si no, habrá muchos que no osasen participar en ella, y es comprensible; porque siempre se corre el peligro de que se llegue a conseguir la derrota del enemigo, pero que los que se hagan con la manija sean, otra vez, los mismos. Y entonces sí que tendremos que revivir aquel horrendo chascarrillo de juventud acerca de las vallisoletanas.

Mientras tanto, esperemos no terminar yendo de Guatemala a Guatapeor, y vamos consumiendo las pocas energías que nos queden. Y gocemos de la machada de nuestra Cultural y Deportiva Leonesa, apeando a uno de los grandes. Y, en vez de leer el libro de moda: ‘Asquerosos’ de Santiago Lorenzo, reivindiquemos el de nuestra Ana Merino: ‘El mapa de los afectos’ cuando salga con el Nadal de 2019. El ‘The Daily Iowan’, habla maravillas de nuestra ‘madrileña-leonesa’.
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