27/09/2020
 Actualizado a 27/09/2020
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No tienen otro nombre. Grupejos. Porque eso es lo que son esas asociaciones de amigos que, obviando cualquier audaz modo de bautizar las astracanadas que son sus chats, acaban poniéndole de nombre al grupo un plural como de banda motera o ‘gang’ neoyorquino.

Un poco más de categoría pero con la misma inspiración americanoide serían esos colectivos formados con el fin de la reunión, la fiesta y la expresión artística. Y ahí entran varios de León: los Sucios, las Pirañas, los Warren, las Chirlas y las Chefas, además de algunos conjuntos musicales.

Otros no se dieron el nombre a sí mismos pero eran ampliamente conocidos en las áreas más al oeste de la ciudad como Putis y Motorratones. Los primeros eran peligrosillos y temerarios, los había cabezones y abusones entre ellos, y otros majetes. Los segundos, más jovencitos y mejor equipados, quizá fueran los que se escindieron en varios subgrupos, uno de los cuales alquiló en mi barrio una nave industrial con un hermoso patio donde plantaron nada menos que una U de madera para patinar. ¡Qué dedicación! ¡Qué fenómenos! La pueden ver a mano derecha según bajan el puente de San Andrés en sentido León. Poco tendrá su guarida que envidiar al bonito chalet de los Hell’s Angels en el Poblenou de Barcelona.

Los Warren creo que tenían una casa por el Torío y los Sucios tuvieron un piso encima de la Velvet. Es necesario un guariche cuando la banda quiere trascender. Antes ha habido un lenguaje compartido y un humor propio, a veces hasta un pequeño himno. Lo de la imagen gráfica no está de más tampoco. Sé que las Pirañas se están haciendo unos colgantes de plata que parecen fusilar el logo de Hot Tuna; sospecho que los Warren llevan camisetas firmadas por el Dr. Hofmann y la los Sucios se los distingue por el dibujo de una especie de hombre-hiena depellejado.

Todo lo que haga falta hacen algunos grupos con tal de pasar a la historia, pero la historia les tiene reservado hueco a pocos y los reparte de manera caprichosa. Muchos son para aquellos que acabaron montando un grupo musical, indudablemente, como Los Bravos o Los Beatles, en su caso por méritos artísticos. Pero el deseo de cualquier grupejo que se precie es pasar al imaginario popular como aquel duo femenino, Las Grecas. A ver quien se atreve a disputarles el trono.
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