Secundino Llorente

Gracias, Ayuso, por permitirnos volver a soñar con la selectividad única

30/06/2022
 Actualizado a 30/06/2022
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Hace sólo tres semanas, en mi artículo de opinión, al conocer el desbarajuste y la diversidad de los borradores de los currículos autonómicos de secundaria y bachillerato que iban apareciendo yo ‘tiraba la toalla’ y perdía la esperanza de conseguir una ‘selectividad única’. Lo decía así: Tengo que confesar mi apoyo a las valientes decisiones de nuestra Consejería de Educación, pero me preocupan las consecuencias de este quijotismo. Si cada autonomía, dependiendo del color político, va a tener sus contenidos, cada vez será más difícil la ‘selectividad única’. ¿Cómo ‘diablos’ se va a poder homogeneizar así la EBAU?”

¿Qué ha cambiado para que volvamos a soñar con algo que hace sólo veinte días veíamos imposible? La clave de este cambio está en que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha defendido el jueves de la pasada semana que haya una selectividad «única en toda España» porque la actual es «un agravio para los estudiantes madrileños». Ayuso ha destacado que ahora haya un distrito único por el que todos los alumnos de toda España optan a las universidades madrileñas, algo que le parece «fantástico» pero ha lamentado que la selectividad no sea igual de exigente en todas las comunidades autónomas. «Eso es un agravio para sus estudiantes. Es necesario que se reconozca el esfuerzo y el estudio de los alumnos madrileños que muchas veces «se quedan sin plazas en su propia comunidad».

Este tema lo conocemos muy bien en Castilla y León. A nuestros excelentes alumnos cada año les quitan su plaza en la facultad de medicina en Salamanca los de otras comunidades con menos méritos que ellos. Yo deseo destacar tres fases en esta injusticia: La primera es el Informe PISA que pone a cada alumno de cuarto de la ESO en su sitio. La diferencia por autonomías en España es abismal. Mientras Castilla y León está a la altura de los mejores de la OCDE, Extremadura aparece en la cola con casi dos cursos de diferencia. La segunda fase llega dos años más tarde con las pruebas de selectividad. Esta no es igual para todos en España, cada autonomía tiene la suya con preguntas, tiempo y criterios de corrección diferentes. Aquí la clasificación se invierte, Extremadura está entre las notas medias más altas mientras Castilla y León ocupa los últimos puestos. Y ya en la tercera fase, se mezclan todas las calificaciones de España debidamente baremadas en un ‘Distrito Único’ y aparecen las notas de corte para cada carrera y facultad. Son tres fases, sin ningún sentido y con muy mala idea, para consolidar esta gran arbitrariedad, atropello, sinrazón e inmoralidad. No es muy normal que año tras año, y ya van muchos, se venga cometiendo este atropello a la hora de decidir la adjudicación de plazas en las universidades después de realizar las pruebas de la selectividad. Es inadmisible que un muchacho se esfuerce en bachillerato con la ilusión de conseguir una plaza en una determinada facultad y al llegar a la matrícula se encuentre a otro aspirante de diferente comunidad autónoma que, con menos preparación, pero amparado por la arbitrariedad de un sistema injusto, le birla su carrera soñada y él se ve obligado a elegir una nueva vida. Los consejeros de Educación de Castilla y León han pedido con insistencia, pero sin ningún resultado, esta prueba única y simultánea de EBAU con el fin de evitar esta discriminación. A partir de ahora ya no estamos solos los castellanoleoneses. Madrid se une a nuestra cruzada, con los mismos argumentos y con mucha garra. Para empezar, el Grupo Parlamentario del PP en la Asamblea de Madrid ha registrado una Proposición No de Ley (PNL) para instar al Gobierno de Pedro Sánchez a que apruebe una Selectividad única en toda España. Según el texto de la PNL, este año la desigualdad de los exámenes EBAU se ha visto más acentuada que nunca por culpa de la nueva LOMLOE aprobada por el Gobierno del PSOE y Podemos. El Grupo Parlamentario del PP justifica que esta selectividad ha sido «la más desigual de la historia de España» porque cada comunidad autónoma tiene su propia prueba, con contenidos, criterios de corrección y dificultad muy dispar entre unas y otras. Y para colmo, mientras nueve autonomías han permitido a sus alumnos examinarse con asignaturas suspensas, las otras ocho para obtener el título de Bachillerato debían tener una evaluación positiva en todas las materias. Los populares creen que es necesaria una prueba única en todo el territorio español para garantizar la igualdad de oportunidades de todos los estudiantes, procedan de donde procedan. De no ser así la pregunta sería si lo conveniente es replantearse el distrito único para que, por ejemplo, en las universidades madrileñas se diera preferencia a los alumnos que cursan sus estudios en la Comunidad. Isabel Díaz Ayuso defiende, como es lógico, a los alumnos madrileños que están en desventaja a la hora de acceder a las universidades de Madrid. Uno de cada tres jóvenes matriculados en las universidades públicas madrileñas procede de otra comunidad autónoma y muchos madrileños se ven obligados a irse fuera de la región a estudiar la carrera que desean. Ella defiende los valores del sistema universitario madrileño: «el compromiso social, el espíritu crítico y el sacrificio» y no está dispuesta a aceptar la propuesta del gobierno central de «regalar aprobados y relativizar la excelencia». Gracias, presidenta, por permitirnos volver a soñar con la selectividad única.
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