25/06/2015
 Actualizado a 09/09/2019
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Cerca de 12.400 aspirantes a ocupar una de las 441 plazas de docente con erario a cargo de la Junta de Castilla y León se sentaron el sábado en distintos pupitres de los centros públicos de la comunidad. En León fueron cerca de 1.400 los que, entre charangas y elefantes, fueron llamados a probar suerte, por llamarlo de alguna manera. Así, mientras unos cuantos miles clamaban a la diosa Fortuna, algunos menos se preguntaban por qué el azar había llevado a la administración a cerrar dos aulas de Infantil en el colegio Navaliegos de Ponferrada. Estas se unen a las otras seis que la Junta ya había anunciado hace algunos meses que se cerrarían en el área rural del Bierzo, alegando falta de alumnos.

No han tardado en anunciarse las primeras acciones de protesta por parte de las familias del Navaliegos que ha iniciado una campaña para pedir que vuelvan a abrirse las dos aulas. Su cierre supone dejar solo una línea para primero de Infantil y otra para segundo. Un hecho que, según los padres, ha provocado un incremento en el número de alumnos por aula y el traslado de algunos a centros concertados debido a la falta de plazas.
El mensaje de la Junta parece claro: cojo a unos cuantos de un lado y recorto a unos pocos de otro. Algo así en clave se dejó caer a los opositores de Lengua y Literatura por boca de Góngora. El poeta del Barroco ya resumió hace cuatro siglos la actitud de varios políticos que, lejos de gobernar y gestionar los recursos, se dedican a gastar su sueldo y el de todos.

Traten otros del gobierno
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días
mantequillas y pan tierno;
y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente,
y ríase la gente.
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