17/04/2020
 Actualizado a 17/04/2020
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Vamos a cumplir 5 semanas de estado de alarma y ya algún medio vocero de la opinión oficiosa del Gobierno, ha adelantado que el próximo miércoles habrá una nueva prórroga como mínimo hasta el 10 de mayo. Otro mesecito más de encierro.

Les aseguro que después de esta experiencia, los mejores negocios van a ser los gabinetes psicológicos porque los cuadros de estrés postraumático, agorafobia y misofobia van a estar a la orden del día.

Conforme avanzan los días de esta crisis sanitaria, tengo más dudas de la gestión de nuestros gobernantes, que demuestran una tremenda descoordinación, falta de previsión e incapacidad de liderazgo.

Cualquier inoperancia resulta más evidente conforme un problema se alarga en el tiempo y al que es incompetente, se le termina por caer la careta.

Haciendo un repaso de algunos de los despropósitos a los que asistimos cada día, nos encontramos con multitud de promesas sin cumplir y preguntas sin responder.

Las mascarillas que hace unas semanas decían que no eran necesarias, ahora resulta que son imprescindibles y cada día se habla del comienzo de un reparto masivo sin que nadie vea ni por asomo ese ‘famoso’ reparto, salvo contadas excepciones.

Llama la atención esa negligencia hacia el ciudadano en un país donde su industria textil es tan importante. ¿Es tan difícil mandar por correo al menos un par de mascarillas a cada ciudadano? Parece que para mandar ingentes cantidades de propaganda electoral andan más ‘listos’.

Otro de los grandes misterios de esta crisis es dónde está el millón de test comprados para hacer pruebas masivas a los españoles y que sin duda sería una de las acciones más importantes a la hora de restablecer la normalidad, tal como reconoce la ministra de exteriores en medios internacionales.

Por cierto, aún muchos nos preguntamos qué empresa fue responsable de la adquisición de los test defectuosos iniciales y por qué de manera tan sospechosa se oculta su identidad.

Más circunstancias sangrantes son las referidas a las empresas y autónomos. La inyección de liquidez mediante avales del Estado, que se presuponía iba a ser inmediata, se alarga en un angustioso cuello de botella en el que el ICO va retrasando cada expediente aún siendo estudiado previamente por las entidades financieras. El dinero no fluye.

Tampoco se sabe nada de cuándo los trabajadores afectados por un Erte van a percibir ese 70% de la base de cotización. Mientras los autónomos también esperan la ayuda de los algo menos de 700 € y que se suponen se abonará hoy mismo, veremos a quién.

Les podría hablar de otras muchas cosas como la instrumentalización de RTVE y el CIS como parte del aparato propagandístico del Gobierno, o del caos educativo donde la ministra se pone de perfil dejando el marrón a las comunidades autónomas. Pero luego me dicen que soy muy crítico.
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