Gijón

16/09/2016
 Actualizado a 07/09/2019
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Ya decía Víctor Manuel «Trenes de domingo que llevan a la playa, bajo la sombrilla chorizo y empanada». Dos ciudades próximas y hermanas como León y Gijón se acercan más, si cabe, en la época estival, donde asturianos vienen a secarse a León y leoneses se asoman a mojarse en aguas del Cantábrico. Esos trenes playeros de los que nos habla el trovador de Mieres, son para mí un grato recuerdo de la infancia, un ejemplo personal pero que puede ilustrar las añoranzas de muchos leoneses que en su día, bien por proximidad, bien por falta de medios para vuelos más lejanos o por simple gusto personal, eligieron Gijón como destino vacacional.

Muchos son los ejemplos que ilustran la común historia de estas dos ciudades, uno de ellos es, en palabras de Luis Pastrana, el que fuera Cronista Oficial de la Ciudad de León, la presencia de tres imágenes procesionales de la Real Cofradía de Minerva y Vera Cruz de León, que armaron la procesión del Santo Entierro de la ciudad asturiana en la Semana Santa de 1938. Asturias, y más concretamente Gijón, donde la guerra civil fue dura como en pocos frentes, en el ánimo de celebrar una semana santa con dignidad, pidió ayuda a la ciudad de León. La casualidad quiso que aquí se diera una circunstancia especial y única en España, por lo menos hasta donde llega el conocimiento del que escribe, y es la existencia de dos cofradías que se turnan para sacar sus desfiles procesionales cada dos años. Ese año al ser par el turno era de Angustias y Soledad, por lo que toda una procesión del Santo Entierro quedaba guardada en los locales de la Cofradía de Minerva y Vera Cruz a la espera del año impar, circunstancia esta que no paso desapercibida en el consistorio gijonés. Días antes del Viernes Santo de 1938 llegó a León una comisión del ayuntamiento de Gijón, a fin de recoger las imágenes de la cofradía leonesa y que ese viernes salieron de la Iglesia de San Pedro, en Cimadevilla. Sorprendentemente lostraslados se realizaron en ambulancia, seguramente por la carestía de medios de la época.

El agradecimiento de la ciudad asturiana quedó plasmado en la prensa de la época y en las actas de los plenos municipales, pero, sobre todo, cuando en el año 1941 el ayuntamiento de Gijón acordó dar el nombre de León a una calle de su municipio por el hecho acaecido en la semana santa del 38. Esta calle, llamada anteriormente Espaciosa, que hace esquina con la calle Jovellanos, todavía se puede contemplar a día de hoy en una de las zonas con más movimiento de la ciudad asturiana.
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