Gestos e imprudencias con la nieve

Con el miedo a la ‘turra’ que nos pueden dar si de verdad como dicen las previsiones cae una buena nevada en Madrid, dado que con cuatro copos o lloviendo mucho ya estiman que debe ser algo a poner en los medios nacionales porque por alguna razón en esas zonas que para ellos no existen tenemos que estar súper interesados en ello, lo cierto es que aún tenemos nuestros pueblos teñidos de blanco en la provincia leonesa tras la ‘nevadona’ con que recibimos al 2021.

Más de un metro en muchas localidades dejando fotos preciosas, de llenar medios, redes sociales y reenviarse por whatssap, pero también muchos problemas cuando te pillan de lleno y no acudes simplemente a disfrutar en el día de ello.

Fue el fin de semana una ocasión perfecta para acercarse a tirar unas bolas, lanzarse con el saco o hacer unos muñecos, pero también propicia para imprudencias entre los que decidían hacerse un rally por carreteras heladas o los que consideraban una buena opción dejar el coche en mitad de la carretera y si luego el siguiente tiene que meterse en la cuneta llena de nieve para pasar o la pala ni puede hacerlo, problema suyo será. Lo que no se dan cuenta es que esos operarios de quitanieves, cuya labor es imprescindible cada invierno y demasiadas veces peligrosa, como se demostró en el desgraciado suceso de San Isidro, son claves y van a dejar sin abrir muchos pueblos, y con ello incomunicadas a múltiples personas, si no pueden pasar por tu culpa.

Sin embargo, circunstancias así dejan también gestos a destacar. En cada sitio tendrán los suyos y algunos se verán identificados con estos, pero yo me quedo con tres de los que vi enGenicera. Con esos panaderos de La Vecilla yMatallana que no sólo llegan a cada pueblo pese al estado del firme, más por no dejar a nadie sin lo que quiera que por el dinero que puedan sacar, yendo a pie a las casas a llevarles lo que desean si la furgoneta no puede meterse por las calles interiores de la localidad. Y con el alcalde de Cármenes, Gonzalo, que el 1 de enero cogió él mismo la pala del Ayuntamiento para ir a abrir las calles de los pueblos de su zona en un día en el que dadas las circunstancias eran muchos más que otros años los que habían subido.