23/02/2020
 Actualizado a 23/02/2020
Guardar
Hace unos días tuve que acudir al fisioterapeuta porque, aunque tengo veinte años, mi espalda parece que lleva ya jubilada varios años y tengo más contracturas que días tiene el año. Durante los cuarenta y cinco minutos que duró la sesión, el fisio me comentó varias veces que el nivel de contracturas y tensión que tengo es elevado, pero que es un hecho realmente común hoy en día. A raíz de esta afirmación, comencé a hablar con él y me dijo «la gente de tu generación, entre los dieciocho y treinta años, tenéis contracturas crónicas y muy consolidadas, similares a las tenían las personas que llevaban toda una vida trabajando en la industria o el campo». Aunque la declaración pueda parecer exagerada, al menos a mi me hizo cuestionarme qué está pasando para que esto sea así.

Es innegable que el excesivo uso de las nuevas tecnologías y las malas posturas que adoptamos al usarlas son los factores clave, pero sí es cuestionable si esto es elegido o impuesto. Soy la primera que me paso el día con el ordenador o con el móvil y sería una hipócrita si dijera que sin estos aparatos sería todo mucho mejor, pero también soy consciente de que vivimos en un mundo cada vez más tecnológico basado en la accesibilidad a estas nuevas formas de comunicación. Nadie nos apunta con una pistola para que las usemos, pero si no lo hacemos estamos totalmente aislados del mundo que nos rodea.

Desde cada vez más pequeños pasamos los días pegados a una pantalla, ya sea porque los adultos se las dejan a los niños para que no molesten y se distraigan o porque los nuevos métodos de aprendizaje son mucho más interactivos a día de hoy, pero aunque esto facilite nuestro modo de vida, nos está pasando factura tanto a nivel físico, con la presencia de mayores problemas de espalda y de visión, como mental. Realmente no tengo claro cómo se podría solventar este problema, ya que la vuelta a un mundo menos tecnológico tampoco me parece una solución, sino más bien un atraso, y lo único en lo que pienso es en que si nosotros estamos ya así, no quiero ni imaginarme como podrán estar las futuras generaciones.
Lo más leído