04/04/2019
 Actualizado a 18/09/2019
Guardar
Geminiano, el de Santa María del Monte del Condado, saludaba a sus vecinos con un alegre y cómplice: «¡Hay que morirse!». Para él, el «buenos días» no expresaba cabalmente lo intrínseco y maravilloso que es vivir. El hombre, como género, solo tiene dos cosas claras: nace de casualidad y muere de necesidad. Todo lo que hay en el medio de estas dos verdades eternas es como un lienzo en blanco que cada uno emborrona como Dios le da a entender. Yo, cómo Geminiano, creo que es mucho más honrado recordar a mi vecino tal verdad que desearle que pase un buen día. Porque, ¿qué es un buen día? Si llueve mañana, por ejemplo, la mitad, o más, de los habitantes de mi pueblo estarán contentos, ya que la tierra dejará de estar yerma y seca y podrán sembrar el maíz, la cebada, los tomates o las lechugas. Pero otros muchos, (estoy pensando en las mujeres que dan su paseo vespertino hasta la cuesta de Cerezales), rabiarán porque tendrán que quedarse en casa, aburridas como ostras, viendo el ‘Sálvame’, que Dios confunda, hasta que el cura toque a misa. Y no digo nada de los hosteleros y comerciantes en general de este país, que tienen grabado en su mente aquel viejo refrán que reza, «calle mojada, cajón seco». Buenos días... A ver, ¿son buenos los días en los que cualquier tonto de los cojones empieza a largar por esa boca las mayores sandeces que se le ocurren? Por poner un ejemplo cercano: El señor López Obrador se levantó cachondo y proclamó en público que el Rey de España tenía que pedir perdón al pueblo mexicano por la conquista y explotación de su nación. Por si no lo recordáis, la cosa sucedió hace quinientos años; el doble de tiempo que tiene su vecino del norte, los todopoderosos Estados Unidos. Quiero decir, además de que es una tontería, que todas las cosas tienen su tiempo. Además, puestos a ponernos dignos, ya es hora de que los españoles empecemos a protestar también y a pedir explicaciones. Si hay una nación que ha sido conquistada, masacrada y esquilmada a lo largo de la historia, esa es España. Primero los fenicios y los griegos; luego los cartagineses y los romanos. Después los visigodos, los moros, los vikingos, los franceses... ¡Hombre, ya está bien! También, los descendientes del profeta, desde hace ya tiempo, están pidiendo explicaciones de porqué se les echó de su tierra. Estando de acuerdo de que fue una muy mala idea, lo de echarles, digo, también sería bueno preguntarles porqué ellos conquistaron toda España, menos los montes astur-leoneses y a los vascos. ¿Qué coño se les había perdido aquí?, ¿por qué tuvieron que venir?, ¿no estaban bien en sus lugares de origen? ¿Y qué me decís de los romanos?, ¿cuándo vamos a pedir a sus descendientes, los italianos, que nos pidan perdón por invadirnos, vencernos, saquearnos y civilizarnos? Estoy pensando en los bercianos y en los cabreirenses, sobre todo. ¿No fueron las minas de las Médulas las mayores de Europa?, ¿no llevaron a Roma cinco millones de libras de oro? ¡Lo ricos que serían nuestros paisanos si lo hubieran explotado ellos! ¡Ya está bien de tanta estupidez!, por el amor de Dios...

Y puestos a calibrar los buenos días, ¿es que fue bueno que el domingo pasado se manifestasen en Madrid cien mil personas rogando a quién procediese que no se olvidasen de que más de media España está vacía de gente, de ilusiones, de trabajo, de esperanza? Fue, sin duda, un muy mal día. La Constitución del 78, esa que quieren dinamitar tirios y troyanos, establece que todos los españoles son iguales ante la ley y que todos tienen los mismos derechos y deberes...; si Gila viviese, tendría argumentos para doscientas llamadas de teléfono al enemigo. ¿Tú, que vives en Santa María del Monte del Condado, dónde vivió Geminiano, tienes los mismos derechos y las mismas oportunidades que el vecino que se marchó a trabajar a Madrid? ¡Ni de coña!, chaval, ni de coña. Eso sí, a la hora de hacer la declaración de la renta, iguales. A la hora de pagar el IBI, el agua, la luz y el seguro de los muertos, idénticos. A la hora de ir al médico, a las oficinas del INSS, a las de hacienda, al supermercado, al dentista, sois igual de parecidos que una pera a una castaña. Tú, por supuesto, eres la castaña. También no fue un buen día porque siendo una manifestación ciudadana, los buitres de los políticos anduvieron por allí por si cogían cacho. Hace falta tener poca, o ninguna, vergüenza para aparecer en esa manifestación. Ellos, los culpables de que más de la mitad de España se encuentre limpia de gente, (cómo si hubieran estallado una bomba de neutrones, alias la ‘ecológica’, porque mata a la gente pero deja en pie a las casas y a los árboles), no deberían haber acudido. Pero son como son, ¡que le vamos a hacer!; les gusta una foto más que a un tonto un caramelo. ¡Hay que morirse!... Salud y anarquía.
Lo más leído