Gaudencio López: "Por más que faenara, que faené, hacía falta algo más"

Era el abuelo de la Sobarriba y uno de sus vecinos más queridos y conocidos. Se apagó este lunes con 104 años y dejando el aroma de una vida ejemplar de agricultor, luchador y buen paisano

Fulgencio Fernández
19/09/2017
 Actualizado a 19/09/2019
Gaudencio con un trofeo muy emotivo para él, "del año que me casé".
Gaudencio con un trofeo muy emotivo para él, "del año que me casé".
«Por más que faenara, que faené, siempre hacía falta trabajar algo más». Lo decía Gaudencio López  para explicar su vida cuando repetían, porque era evidente, que había sido «un gran trabajador».

Y resumía su larga vida en cuatro trazos que ilustraban sus afirmaciones: «Me tocaron malos tiempos, nací el 22 de enero de 1913, cuando era un mozo la guerra, hice en ella la mili; mi padre murió muy joven, todavía no tenía 30 años, también fallecieron hermanos más pequeños ; y yo me casé muy joven, con Orosia, y tuvimos ocho hijos»... se detenía un momento en sus recuerdos y aseguraba: «Y si los tienes hay que sacarlos adelante, buscarles la vida aquí y allá, que en casa no había para todos, y había que faenar mucho, que faené, pero siempre parecía poco». Tuvo que acudir a amistades leonesas para poder regresar a casa de la mili y trabajar en Paradilla, que buena falta hacía.

Me pilló la guerra con dos hijos, mi padre murió muy joven y tuve 8 hijos ¿Cómo no iba a haber faena? Lo decía Gaudencio López, nacido en la fecha apuntada en la famosa Venta de los Ajos de Santibáñez de Porma —por eso en los corros de lucha le llamaban El Ajero— y vecino después de la tierra de su mujer, Paradilla de la Sobarriba, donde se apagó este lunes después de haber cumplido 104 años de edad y de haber gozado de una extraordinaria lucidez que le permitió disfrutar de su larga familia, leer, ver la tele y, sobre todo, conversar y participar en la vida comunal del pueblo, sobre todo en su querida cofradía de las Capas Pardas o siendo un habitual de los disfraces en las fiestas.

Ese carácter se traslucía en su fino sentido del humor, pero nada tapa la enorme capacidad de trabajo de Gaudencio:en el campo, «de sol a sol», atendiendo el lugar de Racionamiento, estanco y cantina del pueblo... «pero sacando siempre un rato para jugar con los hijos, para cargarlos en la espalda y pasearlos». Tuvieron  que obligarle a dejar de trabajar en el campo pues él, con 80 años, seguía empeñado en subirse al tractor y hacer faena... Como siempre quedaba faena que hacer.

También fue un buen luchador, aunque él insistía, «el bueno era mi primo Tino, El Cojo. Sin embargo, no es cierto, fueron muchos los buenos corros de este paisano noble y fuerte; y varias sus presencias en las selecciones para el Campeonato Provincial, un equipo muy fuerte con gente como el citado Tino; Antolín López, Bibiano Torices, Dionisio López, Secundino Robles, Julio López El Cristo, Honorato Rodríguez... «Me gustaba, pero tuve que dejarlo después de mancarme en una rodilla luchando con los Llorente».

Qué buen ejemplo nos deja este excelente paisano de la Sobarriba.
Archivado en
Lo más leído