Galopando fantasías

Manu Salamanca
01/09/2019
 Actualizado a 18/09/2019
Puede que la falta de una exacerbada pasión que podamos experimentar con cierto deseo incontrolable, sea una mera cuestión de reproche que podamos permitirnos realizar, o puede que quizá el aburrimiento más prolongado en el tiempo acabe por pasarnos factura, sin duda son auténticas razones de peso por las que se puede consumar una determinada infidelidad tan singular que abarque nuestros sentidos con total plenitud y especial énfasis, como igualmente por otra parte pudieran ser tan complejas y difíciles algunas de esas consecuencias que de hecho son quizá más tangibles y tan perceptibles en el transcurso o devenir de nuestros días, me refiero a ese sentimiento de culpa que al fin resulte un inminente rechazo social, como supuestamente lo es a la fatal adicción a la mentira, todo ello pudiera dar al traste con una relación que presume de estabilidad en la confianza de una brillante manera de actuar.

Es obvio que relacionamos siempre el concepto de infidelidad con la traición, tened presente que el engaño se produce por el hecho de un deseo inacabado, fugaz, que trasmite una enorme sensación de inseguridad y que a su vez abre la puerta a lo desconocido, nuestra forma de actuar se debilita con respecto a todo cuanto tratamos de pronunciar con absoluta firmeza, pero nuestro corazón decide nuevamente feliz y enamorado, sensiblemente vibrará en cada latido con enormes desafíos y puntual complicidad, seguro que pudiera persistir en el tiempo con sobradas dotes de una afinidad completa, contagiada quizá por la suave cercanía de su bonita presencia que tan intensa nos deleite, sobre todo nos haga resurgir de nuestras propias cenizas rejuveneciéndonos, aunque no dejará de ser nunca una relación inconfesada, ahora bien; es el tiempo quien determinará si intervienen sentimientos más ocultos y profundos, como que todo dependerá en gran medida de esos valores y creencias que muy arraigadas en nuestra singladura habitual, desenvuelva sus mejores aportaciones y variables constantes en buena parte apolilladas por nuestra inconformidad, la cual se decidirá por un nuevo y agitado ritmo de corazón que refuerce toda una leyenda viva, realzando por ello una cultura de igualdad que aporte con exaltadas inquietudes y singular capacidad cierta ilegitimidad con muy profunda alevosía, esto si que pudiera ser traumático y muy difícil de abordar en nuestra sociedad occidental, arrastraría connotaciones con las que se pudiera poner en peligro el mantenimiento tan imprescindible de la siempre necesitada y abnegada unidad familiar, que se presentará siempre como único resorte válido en el verdadero núcleo de supervivencia de nuestra querida especie.

La infidelidad es más preocupante de lo que nos parece, ahora bien; pensemos en calificar sus especiales brotes y quien o quienes la practican, ya que ellos/as conservarán siempre la tendencia de volver a repetir. Está del todo probado que la irrupción de internet y de la mayoría de las redes sociales que descubrimos cada día con la consabida curiosidad y por supuesto con ese discreto tacto que fortalece nuestro espíritu aventurero, no hace otra cosa que facilitar mucho más las diferentes opciones de conseguir ciertas relaciones íntimas, (amorosas) que nos abren la puerta a un incontrolado y apasionado flirteo muy aguerrido y en tantas otras demasiado decidido.

Es un hecho que la cruda realidad sigue imponiéndose con enorme desparpajo, ya que podría autorizarse en sí mismo y dentro de sus atenuados ciclos estacionales que se encargan de instigar sobre todo en esos momentos de choque tan traumático en la más despreciable e infame alteración personal que trate de rememorar con extrema crueldad la atribución de hechos muy controvertidos y exaltados, como algo tan sencillamente sorprendente a nuestras ya pocas y beneplácitas limitaciones, que imaginaremos ‘Galopando fantasías’. Nuestras relaciones se tendrán que asentar con cierta responsabilidad y buen criterio, procurando definir espacios que interfieran en la única verdad que identifique con sobradas dotes, nuestra arrolladora y muy querida personalidad.
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