Gaitas y panderos

En todos los pueblos del mundo hay un músico, en todas las ciudades y en todas las familias. Los gaiteros y otros músicos de León llevan por delante una tradición sin tiempo, un filandón original

Stefania Zanetti
30/08/2016
 Actualizado a 17/09/2019
Tres músicos interpretan composiciones tradicionales de León en las fiestas de Genicera. | L.N.C.
Tres músicos interpretan composiciones tradicionales de León en las fiestas de Genicera. | L.N.C.
"Si la gente descubre que sabes tocar, tienes que tocar, para toda la vida". Edgar Lee Masters, poeta de una única y sobresaliente antología de poemas, describe el papeldel violinista Jones, el músico del pueblo de Spoon River, con increíble empatía y humanidad. En todos los pueblos del mundo hay un músico, en todas las ciudades y en todas las familias.

"¿Me tocas la última antes de dormir?" Era el eco de las noches de mi pobre padre, un guitarrista con la mala suerte de tener una hija insomne de toda la vida, a la que le gustaba que le tocasen canciones por la noche.Permanece este hábito así, familiar, en algunos locales de la capital y en los pueblos, entre amigos, entre padres e hijos.
Los gaiteros y otros músicos de León llevan por delante una tradición sin tiempo, un filandón original, propio de los cantaores que tocaban y cantaban en los portales de las granjas. Permanecen encontrándose. Hay quien lleva el pandero, quien el tamborín, quien el rabel y quien cuenta cuentos al ritmo de música.

"No tenía ni dos años, dice mi madre, cuando empecé a tocar percusiones con todo lo que tenía a mano", me dijo una noche un miembro del grupo tradicional Moher.
Fue gracias a mi amigo Fran, artesano, poeta y músico, que vive y experimenta sobre la historia de la música tradicional y del filandón, como tuve la posibilidad de juntarme con esta diversión tan familiar como fueron, para mí, los lugares cercanos de mi casa. Muchos son los que mantienen el ánimo en no perder este arte tan particular, diría, quizás, que casi todos los que tocan aquí, tocan para transmitir el matiz más íntimo de sus raíces, un matiz que huele a paja, a caldo, a hogar.Es gracias a los músicos que comparten conmigo, a la par que con otras personas, la experiencia de una tradición milenaria transmitida de boca a oído, que lo que saben las gentes mayores, herederas de lo ancestral, acabará transmitiéndose.

Es este antiguo y esencial legado lo que los que hoy son jóvenes aprenden y manifiestan.

Los escucho en pequeñas reuniones, en ciudad y pueblos, bares, prados y eras de este León que mana algo que se siente anterior a lo venido, desde los lugares cercanos a mi casa.

Esto es lo que siento yo y lo que probablemente sienten los herederos de la música tradicional leonesa, con esas melodías, en el momento en el que están sonando, como si unieran a unas personas con otras tocando emociones escuchadas y/o percibidas. En otras palabras, tocar les toca, como al violinista Jones.

Gracias a los gaiteros, a todos los músicos y artistas que siguen juntándose, gracias a los que siguen manteniendo vivo el bonito cuento de esta ciudad. Así, los que llegan aquí pueden coger un pequeño verso y sentirlo como si fuera una nota, un tema de casa. Como si fuera una nueva estrofa de la canción que escribí con mi padre en las noches del verano.
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