Fusiones

10/06/2017
 Actualizado a 15/09/2019
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Fusiones. Están de moda. En comida, en música, en arte… El problema de las fusiones es que hay veces que por separado funcionan muy bien, pero juntos es una mezcla extraña que no acaba de convencer. La última fusión musical que he escuchado es una muy curiosa. ¿Qué creen que resulta de mezclar a los maduritos de Café Quijano con los veinteañeros de Taburete? Pues una canción bastante extraña, y pegadiza, que se llama Perdonarme. Una vuelta un tanto desesperada –para mi gusto– de los leoneses para seguir sonando en las radiofórmulas. Y digo esto no porque no me guste la canción, que no está mal, sino porque hemos pasado de un disco de boleros y bailes típicos de banquetes de boda a un estilo mucho más popero e incluso rozando lo que se llama ahora el electro latino. Pero realmente de lo que quiero hablar es de Taburete. Taburete es el nuevo grupillo de moda entre los ‘niños bien’. Fans pijos que se identifican con los chicos de la banda porque consideran que comparten su mismo estilo de vida y porque pueden ser «ellos mismos». Es decir, pueden ir a los conciertos con los pantalones chinos, los castellanos y el polito de Ralph Lauren sin que nadie les increpe ni les robe. Eso dicen ellos. Pero, ¿de dónde ha salido este grupo que de repente llena estadios e incluso se va a Londres a seguir con la rachita de conciertos? Esa banda por la que se ha interesado Café Quijano para crear la canción del verano… Su cabecilla es ni más ni menos que Guillermo Bárcenas, ‘Willy’. Si, el hijo de Bárcenas. Cuento esto porque la mayoría de los jóvenes les conocemos, pero seguramente que habrá más de uno que no los haya oído en su vida. De hecho hace poco la banda dio un concierto en León y saltó la noticia de una pelea de Bárcenas con un grupo de gente que le debió de decir algo que no le gustó mucho. Vamos a ser claros: nadie es responsable de lo que hayan hechos sus padres y no es justo culparle por eso. Pero también es verdad que son sus propios fans los que contribuyen a la polémica con cánticos del tipo: «Willy, valiente, tu padre es inocente». Allá cada uno, pero hay imbecilidadesque no se pueden pasar por alto. ¿Qué ellos también han aprovechado el filón de esto? Pues también. Pero su éxito –puede que efímero– de momento es indiscutible. Y a Café Quijano no le ha pasado por alto…
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