Fulgencio Fernández: "Es de justicia contar la vida de estas mujeres"

El periodista de La Nueva Crónica ha vuelto a dar luz a las historias de quienes han estado en la sombra, de quienes "han convertido en normal vidas extraordinarias". Sus vidas las recoge en ‘Leonesas y pioneras II’, a la venta el próximo domingo

T. Giganto
26/11/2017
 Actualizado a 17/09/2019
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Fulgencio Fernández domina a la perfección eso de convertir en extraordinario algo normal. Por eso cuando en sus manos caen historias extraordinarias, hace magia. En su manera de relatar hay pasión, mucha humildad y largas horas de escucha. «Mi aspiración es ser un paisano que pueda entrar en cualquier bar de la provincia y me inviten a jugar una partida de tute», dice de sí mismo quien tiene muchos kilómetros por los pueblos de León. Es en ellos donde precisamente ha descubierto a buena parte de las mujeres que conforman el libro ‘Leonesas y pioneras II’, el séptimo de la colección de ‘Los libros de La Nueva Crónica’ que saldrá a la venta con el ejemplar de este periódico del próximo día 3 de diciembre por 5,95 euros.

Sus palabras vuelven a tener el sexo femenino como protagonista aunque desde un prisma diferente al primer libro de ‘Leonesas y pioneras’. «Son historias de mujeres con historia, seguramente muy desconocidas pero diferentes a las del primer libro que tenía un poco de componente de ránking ya que habían sido las primeras en algunas materias. Estas también podrían ser las primeras en escribir historias como las que han escrito», explica el autor. Él se encarga de dar «luz» a estas mujeres que han vivido en la sombra «para que veamos la historia que hay detrás de tantas y tantas que han convertido en normal vidas extraordinarias».

Las mujeres de pueblo tienen algo especial y eso es la dignidadPara él es inevitable hablar de leonesas y de pioneras sin empezar por su abuela Josefa, «inventora del optimismo», y por eso dedica el libro «a las nietas de todas las abuelas», además de a las biznietas de Josefa, sus hijas. «Sin duda las abuelas son las mejores maestras y por eso no se pueden olvidar sus vidas», dice. Y para que León no olvide las historias de sus mujeres, Fulgencio escribe. Pero antes de escribir, escucha. «Aunque cuando me pongo a hablar no callo, lo que más me gusta es escuchar», reconoce, y por eso al acabar el día nunca hay uno en el que no recuerde antes de acostarse alguna historia que le han contado.

Algunas las ha ido relatando en las páginas de La Nueva Crónica a través de su sección semanal de ‘Los personajes del tío Ful’, como la de Amparo, una mujer de Velilla de la Reina que tomó las riendas del Carnaval de su pueblo. Lo hizo después de estar 18 años sin salir de casa porque su hijo había muerto a los 26. «Lo he escrito muchas veces, que una madre nunca se recupera de enterrar a un hijo, y que Amparo me lo contase, me impresionó una vez más», cuenta. Pero hay muchas más, concretamente 37 nombres de mujer con sus 37 vidas «extraordinarias» de las que Fulgencio confiesa que han vivido. Entre ellas está la de Chelo, gallega de nacimiento a la que mataron a sus padres en su presencia durante la Guerra Civil y después a sus cuatro hermanos. También mataron al amor de su vida. «Esta es la más bella historia de amor que jamás he escuchado, es la que la hizo venir en 2007 desde Francia cuando encontraron la fosa común del que llamaba su marido de guerrilla porque nunca pudieron casarse ya que a él le mataron antes», cuenta Fulgencio. Se conocieron en Berlanga del Bierzo y ella volvió a León para dejarle una cinta en la que decía ‘A mi amor eterno’: «el epitafio de su historia inacabada», en palabras del autor.

Son historias de quienes han convertido en normal vidas extraordinarias Fulgencio considera que contar estas historias «es de justicia». «¿Cómo es posible que sepamos tantas tonterías y no sepamos que hubo dos mujeres de Peredilla de Gordón que dedicaron su vida a ayudar en la India y que una estuvo en una leprosería y otra en un hospital de tuberculosos? ¿Cómo podemos no saber que una mujer de Valencia de Don Juan estuvo en la última leprosería de Europa trabajando con los enfermos más olvidados? La belleza de sus historias, la parte humana y la sentimental y, por supuesto, su generosidad, hacen inevitable hablar de ellas», dice el autor. «Todas han dado su vida por algo», insiste.

Fulgencio reconoce que las mujeres de pueblo «tienen algo especial y eso es que han tenido que luchar contra todas las paredes, contra todas las realidades y contra todos los olvidos». «Sus vidas han sido mucho más duras y aún así han sido capaces de llevarlo todo con la dignidad y sin reivindicar lo que han hecho», expone Ful, que cree que «el 80 por ciento de todo lo conseguido en esta provincia han sido avances encabezados por mujeres a las que no las importa que sean otros quienes se apunten los méritos».

La leonesa y pionera favorita del autor no está en el libro. Fulgencio tiene un pacto con ella y no puede contar su historia hasta que muera como ella dice. «Fue alumna de la Residencia de Señoritas de Madrid, una mujer de un carácter extraordinario. Ya de muy mayor me enteré que tenía una caja llena de cartas que desvelan la historia de a lo que se dedicó en la dura Guerra», cuenta sin acabar de desvelar todo, a la espera de cumplir su promesa y aunque se tenga que morder la lengua... «Es de esas historias que te gustaría contar pero también que fuera eterna», reconoce.

Las abuelas son las mejores maestras y por eso no podemos olvidar sus vidasPero en esta ocasión toca hablar de otras mujeres, las 37 de ‘Leonesas y pioneras II’ que se dividen en varios capítulos. El primero, ‘Si Calcuta fuera León’ habla de esas leonesas que dejaron su vida en un segundo plano para dedicarse a los demás. Las madres que hacen a todos felices al mando de los fogones tienen su hueco en las páginas de ‘Leonesas y pioneras II’ en las que tampoco faltan esas mujeres de armas tomar. Fulgencio cuenta también de la voz más conocida de España, la de María Jesús Álvarez Moro, quien locuta las paradas de las diferentes estaciones del metro de Madrid. No se ha olvidado el autor de quienes guardan la memoria de los pueblos.

«Cuando un investigador llega a un pueblo, siempre hay unas mujeres que le cuentan todo», asegura. Sorprende esta nueva entrega de ‘Leonesas y pioneras’, por las mujeres y sus historias, por su relato y también porque cada página guarda una sorpresa para el lector, una anécdota inolvidable. «Me ha gustado mucho escribir este libro, he disfrutado porque este tiene más alma», reconoce quien quiere poner la expresión de «Mujeres tenían que ser» en el sentido positivo que la pertenece.

– Dices al final del libro que se acaba el papel... pero historias y tinta hay para rato.
– Sigo con la batalla de que miremos para quien está en la puerta de al lado en la que si escudriñas, encuentras unas historias alucinantes. Siempre. No hay tinta para tanta vida.
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