26/01/2023
 Actualizado a 26/01/2023
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Mi nieto, de cinco años, es un ‘Filósofo Rural Sin Obra Publicada’, FRSOP en lo sucesivo, que te deja con la boca abierta cuando habla. Es mucho más listo que su abuelo, ¡dónde va a parar!, y que su padre, que ya es decir. El caso es que hace dos años, con tres en la mochila del pollito, estuvo dando el coñazo toda una comida con qué quería ver a las gatas que tenemos libres y a su aire en el corral. Lo malo del asunto es que, nada más verlo, huyen como posesas de un mal de amores. Antes de terminar la jala, me hace salir con él al patio y me pide, muy educado, que las llame. Ahí me tenéis llamándolas con el típico, mis, mis,mis, un buen rato, advirtiéndole que se esconda, porque si lo ven, no salen de su escondite. De pronto, se acerca a mi espalda y le oigo decir: «mis, mis, soy Vicente, tengo gafas y estoy calvo, venid, venid». Uno, herido en su orgullo, le pregunta por qué dice eso, y el pollito responde: «Te estoy imitando para ver si vienen». No aparecieron, por supuesto. En esto sale su bisabuela, mi señora madre y le informa que irá a la cuadra a ver si puede coger a una, por lo menos. A los dos minutos aparece con la gata en sus brazos, que en el momento que ve al pollito pierde el norte y muerde y araña la mano que la da de comer, provocando una herida que requiere antibióticos. Al ver la jugada, el nene corre hacía la cocina, de la que sale su padre en ese instante, y le espeta: «una gata mordió a la abuelita. ¡Ya la dije yo: ¡no la cojas, que te muerde!».

Recuerdo esta anécdota con mucho cariño, (como todas las que protagoniza el FRSOP), y no puedo por menos de compararla con la situación que se está viviendo en Europa a cuenta de los tanques que algunos países quieren regalar a Ucrania, ese país mártir... Ahora que en España está en su punto álgido el tema de la ‘Memoria Histórica’, con leyes y demás zarandajas regulándola, me parece de gente de poco caletre que no se utilice la misma vara de medir con Rusia. En la Segunda Guerra Mundial, Rusia perdió a más de veinte millones de sus ciudadanos, (¡veinte millones!), a manos de las hazañas de los alemanes, que los consideraban ‘subhombres’ (untermensch), gente, que sólo por su origen racial, no merecía vivir. A la desaparición de esa ingente cantidad de seres humanos, se unieron a los nazis, como si fuera una fiesta, cientos de miles de ucranianos, lituanos, letones, estonios, rumanos y húngaros. La Rusia Blanca, la Bielorrusia actual, vio morir a más del sesenta por ciento de su población, por ejemplo esclarecedor. Esa misma gente que contribuyó a la hecatombe, hoy son los más firmes partidarios de la entrega a los nazis ucranianos de los famosos tanques ‘Leopardo’, herederos de los Panzer y los Tigres que perdieron la batalla de Kursk.

Un país que ve morir a más de veinte millones de sus hijos, tiene, por cojones, que tener miedo, de la misma manera que los hijos y los nietos de los fusilados y represaliados por Franco tienen todo el derecho a exigir que sus muertos sean enterrados correctamente y a dudar de las buenas intenciones de los seguidores de la ideología del general. Y no, no estoy comparando churras con merinas.

Como me parece igualmente indignante que desde todos los medios sólo se ofrezca una versión, unilateral, de los hechos, como si los derechos de los habitantes de la zona oriental de Ucrania, ruso-parlantes en su mayoría, no importasen en absoluto y se les considere, igual que hace ochenta años, subhombres. Y más grave me parece que esos medios y quién los paga, suelten el suelto de que el señor Putin viene a ser un Abascal eslavo, con caballo y todo. No, Putin no es de ultraderecha, ni dios que lo fundó...; es un tipo que tiene miedo a que la Otan, esa organización pacifista que no ha roto un plato en la puta vida, les tenga a tiro de misil nuclear a menos de 500 kilómetros.

Una cosa, por lo menos, me consuela: los políticos europeos son igual de cafres e insufribles que los españoles. La Úrsula y el Presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, son equiparables, en todo a nuestros Sánchez o Feijó: igualitos; y mira que ponerse a la altura de Sánchez es complicado; no hay más que escuchar sus declaraciones de la semana pasada en la que comparaba la lucha contra la ultraderecha con la de los ucranianos contra los rusos, esos invasores... Pues no sólo se equiparan, los europeos a los españoles, digo, sino que los superan. El tal Michel no duda en pedir una entrega masiva de Leopardos a los nazis de nuevo cuño. ¿Cómo se puede ser tan inconsciente, tan trafullas, tan ‘cállate BOBO’? ¿No se da cuenta que esas entregas pueden elevar aún más la temperatura del conflicto y provocar la Tercera Guerra Mundial a poco que se descuiden? Lo que más me jode es que, como en el cuento del FRSOP, al final salga la Úrsula o el Michel, que sobrevivirán, y digan: «¡Os lo advertí!, no le cojas, que te muerde»!

Salud y anarquía, hoy más que nunca...
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