miguel-soto.jpg

Frescor etnográfico

08/08/2021
 Actualizado a 08/08/2021
Guardar
Habrá quien piense en un amenazante sol de justicia al escuchar el nombre de este antiguo señorío, pero Mansilla de las Mulas es un lugar muy refrescante. En ella se está deliciosamente por estar regadísima por el Esla y abundar en hermosas huertas no solo de tomatísimos, además de por albergar numerosos restaurantes con jardín o con ventanales de casona bien abiertos a la corriente. Pero si un equipamiento ha catapultado al podio del frescor a esta soleadísima localidad leonesa (hasta que vuelva a abrir algún día el discoteconcio La Estrella y ayude) es el excelentemente atendido Museo de los Pueblos Leoneses. También llamado Museo Etnográfico Provincial de León en el folleto de 2008 que todavía reparten, porque para sostenible este museo.

En lo arquitectónico, lo primero que contribuye al frescor del edificio es el fachadón principal de tapial, donde luce a la izquierda de la puerta-joya el pequeñísimo rótulo con su nombre, en una gestión de las proporciones muy sugerente. El claustro-patio con el forro metálico reminiscente del mimbre hace su labor y es igualmente impactante. Y colaboran finalmente los suelos de canto y hueso originales del convento-cátedra para bajar la temperatura.

En lo museográfico, tres decisiones colman de frescor a esta institución. Fundamental es la disposición espaciada y comedida de las piezas, dejando en el almacén en ‘condición de no visitable’ una buena porción de la colección. De sentimental se podría calificar la cuasi ausencia de texto acompañando los objetos de origen preindustrial, que empuja a contemplarlos y comentarlos, necesario aquí más que en ningún sitio para airear recuerdos. Y el ambiente relajante, de pasillos oscuros e iluminación dirigida, es el acierto definitivo, que emparenta estéticamente la propuesta de esta casa con la de la la Biblioteca Nacional.

La guinda refrescante la pone la involuntaria chispa cómica de los textos de la planta baja dedicados a explicar ‘lo leonés’. Aparte de una discreta honradez escasamente expansiva, la principal seña de identidad mencionada es la diversidad, y así todos contentos y faltos de identidad. Hasta que se recupera de nuevo al leer la clasificación por vía de antropología física de los tipos de paisano según la zona (Meseta, Bierzo, Montaña, Maragatería, Cabrera) con sus diferentes alturas, colores de pelo y ojos y tipos de cráneo y rostro y se encuentra la tipología de uno (o de su abuelo más bien). Comprobarán que, efectiva y refrescantemente, la especie mejora.
Lo más leído