Forra fácil

Septiembre ofrece una variada carta de temas exprimibles para llenar columnas de opinión. Desde el debate sobre el precio de los libros de texto, hasta las puntillosas exigencias de material escolar de las que se quejan muchos padres, que estos primeros días de curso se pasan las tardes de hipermercado a chino y de kiosco a librería a ver si encuentran el cuaderno de punta fina o el lápiz de tapa dura y pauta ancha.

Yo de momento sólo he tenido problemas con el forro de los libros. Que como las manualidades no son lo mío, elegí uno llamado ‘forra-fácil’, cuyo nombre es un absoluto fraude. A parte de que casi me cargo un libro de Ciencias Naturales, a punto estuve de tener que llamar a los bomberos para que me rescataran de debajo de los plásticos. No pude porque tenía las palmas de las manos y los dos antebrazos pegados en el ‘forra-fácil’, junto al capítulo de los movimientos de rotación y traslación. Posiblemente eso será lo más cerca de forrarme que estaré en toda mi vida.

Luego también hay otros temas de más calado, como un referéndum por aquí o una polémica de fiestas de La Encina por allá. Los políticos suelen hacer balance de los festejos y siempre, siempre, los de esta edición son los peores de los que se recuerdan en muchos años.

Como esta vez yo no he podido estar, he preguntado a alguna gente a ver si han sido tan malos como se dice. Y me he encontrado con varias respuestas parecidas del tipo: «Ni idea, yo en la Encina siempre me largo». Así que me he informado por la prensa del balance. Dicen las noticias que la mitad de los actos previstos no se celebraron y que otros se añadieron de sopetón. Dicen también que pasaron 85.000 niños por Cima, que sí fue todo un éxito. Que Melendi llenó el auditorio. Que el Food Truck fue lo mejor. Que la feria multisectorial recaudó 2.400 euros... Con todo esto, me surgen varias cuestiones, sin intención de que nadie me las responda. ¿De dónde salen 85.000 niños en Ponferrada? ¿Que Melendi ‘llene’ el auditorio no es para hacérnoslo mirar? ¿Está bien que te cobren siete euros por tres flamenquines grasientos en una furgoneta-cocina, por no hablar del precio de las bebidas en vaso de plástico y sin pincho, claro, de los festivales gastronómicos? ¿Haces una feria en fiestas patronales para recaudar dinero? ¿Si 2.400 fue la recaudación, cuánto fue el gasto?... Estas dos últimas me recuerdan a otras dos célebres cuestiones importantes y gansas de la historia de la humanidad. «¿Quiere usted casarse conmigo? ¿Es usted rica? Responda primero a la segunda pregunta».