Formación a cambio de regalar sonrisas

La Clínica Solidaria del Colegio de Dentistas atiende cada año a unos 250 desfavorecidos

Cristina Centeno
05/03/2018
 Actualizado a 16/09/2019
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A Javier Gutiérrez se le complicó la vida hace unos años. Como tantas otras víctimas de la crisis, se quedó sin empleo y a ello se unió otro grave problema al que no podía hacer frente: la rotura de la parte superior de la dentadura que, más allá de ser algo estético, también se convirtió en una barrera a la hora de encontrar un nuevo empleo y mermó de forma considerable la calidad de vida de este leonés. Fue a través del agente social de su ambulatorio como conoció la Clínica Solidaria del Colegio de Dentistas de León, un lugar en el que podía someterse al tratamiento que necesitaba sin tener que desembolsar ni un solo euro. Se apuntó sin dudarlo y un año después comenzó una serie de intervenciones que llevarán a la reconstrucción total de sus piezas dentales mediante implantes.

Tratar a personas sin recursos como Javier es el principal fin de este centro que nació de la mano del Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de León en 2006 de forma pionera en España. En su ubicación actual, en la calle Alfonso IX de la capital leonesa, lleva desde el pasado 2011 y hace tres años fue necesario realizar una ampliación para poder responder a la elevada demanda.

Cada año pasan por ella alrededor de 250 personas en riesgo de exclusión social que son sometidas a diferentes tratamientos, la mayoría de ellos relacionados con endodoncias e implantes, áreas en las que se especializan los dentistas que realizan alguno de los cuatro másteres que se ofrecen en la ciudad, dos de ellos títulos propios de la Universidad de León.

Unas 1.500 personas han concluido ya sus tratamientos a lo largo de todos estos años gracias a este servicio gratuito, al que únicamente pueden llegar acreditando su situación. «Todas las personas que acuden y que son tratadas en este centro tienen que estar en disposición de acreditar que no tienen medios económicos para mantener sus necesidades», confirma el presidente del Colegio, José Sevilla.

Son los servicios sociales los que derivan a los usuarios a esta Clínica Solidaria. En la actualidad, hay convenios con el propio Sacyl, el Ayuntamiento de León, Cáritas y Cruz Roja, entidades encargadas de recopilar la documentación que acredite la situación de los futuros pacientes. Una vez se lleva a cabo esta acreditación pasan a ser valorados para conocer qué atención necesitan y entran en lista de espera.

Al ser para los pacientes «absolutamente gratuito», remarca Sevilla, los que reciben tratamiento gracias al servicio agradecen su existencia. Javier, por ejemplo, celebra haber entrado en esta clínica porque «me han tratado muy bien, son profesionales y no me hacen nada de daños». Otro de los casos es el de Carmen, que está «súper contenta» y espera unos implantes con los que recuperar la normalidad a la hora de comer ya que «masticaba con las encías», recuerda.

Ambos se han beneficiado de un servicio que se financia gracias a las matrículas de los alumnos de cuatro postgrados: el máster en Cirugía bucal, Implantología y Periodoncia, el curso de Experto en Implantoprótesis –ambos títulos ofrecidos por la ULE en colaboración con el Colegio profesional–, el título de Especialista en Ortodoncia Transparente y el postgrado en Endodoncia Avanzada. Junto a las matrículas, alrededor de una decena de empresas han colaborado también a lo largo de estos años con la Clínica Solidaria.

Un binomio enriquecedor

La formación es la otra parte de esta clínica del Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de León. Atender gratis a personas necesitadas supone también que los estudiantes de estos ciclos –que ya son profesionales y se encuentran en fase de especialización– puedan realizar prácticas reales.

Zaida, Verónica y Elena han llegado a León procedentes de Madrid y Tenerife para hacer el máster de Cirugía Bucal, Implantología y Periodoncia y ya están en el segundo curso. Destacan antes de comenzar la cirugía bucal que necesita Javier Gutiérrez para recuperar su dentadura superior. «Somos alumnos de todas las partes de España y hemos hecho un buen equipo, también con los profesores».

Ellas trabajan en uno de los nueve gabinetes totalmente equipados que tiene la Clínica Solidaria supervisadas en todo momento por uno o dos de sus profesores. Uno de ellos es Miguel Ángel Alobera, que además de docente es director técnico del máster y celebra las oportunidades formativas y de «obra social» que ofrece este centro. Además de los gabinetes en los que profesores y alumnos atienden a los pacientes, la clínica tiene un aula en la que se imparten las clases de carácter teórico.

Cada año realizan estos programas formativos unos 120 alumnos, repartidos entre los diferentes títulos ofertados. Las clases, tanto teóricas como prácticas, suelen desarrollarse durante los jueves, viernes y sábados, jornadas en las que se cita a los pacientes, alguno de los cuales pasa por alumnos de diferentes titulaciones antes de que concluya su tratamiento. Los estudiantes llegan «de todas las partes de España», asegura Mariano del Canto, director técnico junto a Alobera del máster. Es una de las titulaciones de la rama «más potente en cuanto a volumen de alumnos y nivel de trabajo», celebra Del Canto, además de destacar el «mix» que han creado entre formación y labor social, que es «enormemente satisfactorio, tanto para nosotros como para la propia sociedad», aunque lamenta que «es algo que tiene poco reconocimiento incluso dentro de León».

Otra de las cuestiones a destacar es que los alumnos que tratan a estos pacientes ya son profesionales en posesión de un título superior y, antes de llevar a cabo las prácticas reales realizan salidas en las que trabajan con maniquís, desde el primer curso. «Son profesionales que están en perfecto grado de preparación para realizar tratamientos a veces muy complejos, porque muchos de nuestros pacientes están en un estado de salud bucodental muy muy deficiente», recalca Del Canto. En la misma línea se manifiesta Alobera, que asegura que «nos encontramos bocas de desastre absoluto y a veces nos enfrentamos a tratamientos muy complejos», uno de ellos, la cirugía a la que hubo que someter a Javier Gutiérrez. Este tipo de tratamientos «requieren un tiempo y para terminar absolutamente todo pasan años», explica.

Fue la llegada de la crisis la que disparó el número de usuarios de esta Clínica Solidaria y motivó su ampliación en el año 2015, «haciendo un esfuerzo importante» desde el Colegio, explicó su presidente. Entonces, «la lista de espera aumentó de forma muy importante», recuerda. A todos los solicitantes en riesgo de exclusión social, las prácticas formativas de estos alumnos les suponen un importante alivio económico y una mejora de su calidad de vida que convierten a este tándem en una fórmula exitosa.
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