Este convenio compromete a Red Eléctrica a aportar 200.000 euros a la Fundación Patrimonio Natural, dependiente de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, para el desarrollo de una red de sistemas de vigilancia y de mejora de las comunicaciones que permitirá una mayor rapidez en la detección, coordinación y respuesta ante posibles incendios en la comarca.
Este sistema ofrecerá un conocimiento preciso del perímetro del incendio y de su comportamiento, lo que mejorará la seguridad, tanto de las personas como de las infraestructuras afectadas, incluidas las líneas eléctricas, propiedad de Red Eléctrica de España, explican desde la Consejería.
Además, gracias a este convenio se promoverá una campaña de información para fomentar el respeto y la sensibilización de la sociedad por la conservación y mejora del entorno natural.
El documento se enmarca en un protocolo general de actuación que tiene como objetivo establecer el modelo de colaboración entre ambas instituciones en lo relativo a la biodiversidad y al desarrollo sostenible del modelo energético, especialmente en los entornos en los que están presentes las infraestructuras de Red Eléctrica.
Vigilancia, no cámaras
La alcaldesa de Fabero, Mari Paz Martínez asegura que tiembla cada vez que las temperaturas suben después del gran incendio que vivieron el año pasado y que asoló más de 2.500 hectáreas de parajes e incluso puso en jaque a poblaciones. Martínez asegura que las únicas medidas que han visto ejecutar desde entonces, han sido poner a funcionar una cuadrilla para el desbroce «pero son seis operarios y tienen que desbrozar varios municipios, es inviable que lo hagan», critica Martínez. Aunque el consejero había anunciado que las medidas de la Junta se incrementarían con la colocación de cámaras de infrarrojos, que se pondrían antes de que se inicie la temporada alta de incendios, aún no se han colocado «y la campaña se ha adelantado por la climatología, eso deberían verlo», dice Martínez, que ante el sistema de cámaras propone la alternativa de establecer grupos de vigilancia «serían más efectivos y darían puestos de trabajo a la zona», propone.Las cámaras no le parecen una solución, porque pueden ser destruidas por los propios incendiarios y no ponen coto a la voluntad de quemar.