Flores en el café

24/08/2021
 Actualizado a 24/08/2021
Guardar
El viernes sabe a café con sonrisas de desayuno. En el capítulo de favoritos está esa media hora compartida en un ritual semanal creado para celebrar que estamos y que nos sentimos. A las nueve de la mañana volvemos al mismo sitio, y el camarero espera a que completemos la mesa para concretar la comanda. Nacho, el patter de la expedición, nunca falla, aunque la agenda le haga resumir los tragos lentos del cafetín con leche. Marga, a carreras desde el gimnasio también es compañía fija, siempre preocupada por encontrar el lado bueno de las cosas. Nuria es más de concebirlo todo como es, agrio si lo es, y el edulcorante nos lo deja para que lo pongamos los demás, pero a sabiendas de que el sabor de las cosas, ya viene dado. Y si viene Vicente, el viernes entonces tiene un sol gigante aunque nieve. Pero donde ayer el calor de agosto nos ayudaba a deshacer el azúcar, hoy hay una zona precintada con flores. El Petit, nuestro sitio, se despierta cambiando su clientela por micrófonos que escogen ese titular que nadie quisiera leer, aunque lo hacemos sin ojos. Y hablamos de que lo inesperado también llega, podamos masticarlo o no. Quién iba a pensar que nuestra mesa de viernes iba a ser arrollada el día antes por un coche desboca y se iba a llevar consigo la vida de Mari Ángeles, sentada al lado de su hija, con su futuro nieto en el vientre. Todos nos vemos en esa escena. Incluso cuando, en uno de nuestros viernes de abrazo, desde la mesa ahora enlutada, Nuria presagió una desgracia parecida, nos apresuramos a segar el supuesto. Cómo iba a dar ese giro el azar. Y la cabeza revuelve el café hoy más que la cuchara, al lado de nuestro bar, vestido de tragedia ahora. Sumar llanto y sonrisas allí, donde ese girasol colocado sobre el precinto de la terraza se abre camino al recuerdo y al dolor, hace pensar en ese roto imposible de rellenar…y en que,a pesar de todo, esa flor sigue buscando el sol para hacerse fuerte.
Lo más leído