Fiscalía concluye pedir 19 meses de prisión para el denunciado por acoso sexual

El caso queda visto para sentencia después de detectar que otras cuatro alumnas pudieron haber vivido con el profesor situaciones parecidas a las judicializadas

Mar Iglesias
06/10/2016
 Actualizado a 11/09/2019
Última parte de la vista, en la que se plantearon las conclusiones. | MAR IGLESIAS
Última parte de la vista, en la que se plantearon las conclusiones. | MAR IGLESIAS
Tras la tercera sesión del juicio por acoso sexual sobre una alumna del Campus de Ponferrada, que denunciaba a uno de sus profesores por haber intentado intercambiar con ella buenas notas por favores sexuales hace una década, queda visto para sentencia con las conclusiones de la Fiscalía, de la acusación particular y de la defensa. «La balanza se va a caer a plomo» en contra del acusado, iniciaba sus conclusiones la fiscal, que alegaba que los argumentos de la denunciante, C.G. han sido probados. Aseguraba en su alegato final que el profesor «se ha ido inculpando poco a poco» al entrar en numerosas contradicciones que fue enumerando. Desde el principio, la fiscal considera que el profesor se acusó a sí mismo después de que la dirección le llamara para comunicarle que alguien estaba dando la alerta del acoso y el dijera que no sabía quién era cuando, más tarde, llamó por teléfono a la denunciante para pedirles disculpas, algo que le habían solicitado los dirigentes de la Escuela de Ingeniería Técnica Agraria, donde era profesor. Esa llamada se produjo, según reconoció también el acusado, aunque apuntaba que por la mediación de un alumno que no lo reconoció en su testimonio. Tampoco se aclara según la fiscal y la acusación particular la presunta «teoría de la conspiración» que manejó la defensa durante todo el procedimiento, dejando claro que había una lucha de poder entre el Vicerrectorado, del que el acusado formaba parte y la dirección del centro.

También se desmonta el argumento de la venganza de la alumna ante un suspenso, cuando quedó claro que el profesor le había aprobado, pese a no alcanzar esa calificación y «sin una argumentación lógica», dijo la acusación particular, ya que, el profesor dijo que lo había hecho «para quitármela de encima».La joven tampoco se habría vengado por no conseguir una beca en Chile, un argumento de la defensa que quedó en entredicho cuando se demostró que la denunciante nunca solicitó ese viaje. Lo que sí quiso aclarar Fiscalía es que sí había quedado demostrado que el acusado tenía trato preferente con unas alumnas. «Las artes docentes de este profesor rozan la ilegalidad», reprochó la fiscal. Así las cosas, tanto la acusación particular como la fiscal decidieron solicitar un incremento de la pena inicial, que estaba en seis meses de prisión, amparada en la modificación de la tipología del delito, puesto que se suma al inicial el ser continuado y el haber sido cometido por un funcionario público que, además, solicitaba algo en base a otra cosa que solo él tenía potestad de dar, un aprobado a cambio de algún tipo de favor. La pena solicitada por la Fiscalía se eleva a los 19 meses de prisión, a los que se suma la inhabilitación por diez años y una indemnización para la denunciante de 6.000 euros, como pedía la acusación, aunque de inicio Fiscalía solicitaba la mitad.

Al final la petición es de esa cantidad a la que se suman 500 euros más por los gastos que tuvo que abonar la joven para costear las consultas psicológicas. La última testigo en declarar en el juicio, una de las dos alumnas que habían denunciado antes de que lo hiciera C.G., pero que no consiguieron ninguna sentencia condenatoria porque la Audiencia provincial de León dijo que el delito había prescrito, sumó a lo vivido por las tres las acusaciones de otras dos alumnas que no quisieron denunciar. La joven dio nombres y apellidos de las chicas y relató el acoso que habían vivido que solía seguir el mismo esquema.

"Hubo mucho miedo en la Universidad para llevar este tema"


La fiscal reconocía que «todos estuvieron perdidos» en al gestión del problema, tanto de la parte de las alumnas como desde el centro. «Hubo mucho miedo en la Universidad para llevar este tema», dijo en su alegato final.De ahí que se dejaran reposar las primeras denuncias efectuadas al delegado de alumnos sobre actitudes impropias del profesor hacia sus alumnas sin hacer nada, mientras los rumores sobre el supuesto acoso sexual campaban entre el colectivo de estudiantes y se sumaban nuevas víctimas.

Desde las filas de la acusación particular incluso se dijo que las jóvenes no hubieran sentado a su profesor en el banquillo, por eso lo hizo el Ministerio Fiscal tras el expediente administrativo abierto por este caso «no se origina en base a una denuncia de ellas», dijo. Una de las alumnas que testimonió haber sido acosada señaló que no había denunciado «por temor a las represalias de los profesores, no solo de él». Sí reconoció que el subdirector de la Escuela llamó a varias alumnas para preguntarles si habían sentido algún tipo de agravio por parte del denunciado.

Ella y una amiga afirmaron ese supuesto, pero reconoce que lo hicieron también otras dos chicas. La fiscal asegura que dos de las presuntamente acosadas tuvieron que recibir tratamiento psicológico.
Una de ellas incluso presentó ante el juez una carta médica en la que se pide que no declare en el juicio como testigo para no poner en riesgo su salud, por lo que se le exoneró de la obligación de testificar «porque corre peligro su salud»,  dijo el juez, Oscar Hernáiz.

La denunciante apuntaba que, después de los hechos sufridos comenzó a registrar cuadros de ansiedad e incluso fue tratada por anorexia, tras perder 30 kilos y tener que salir a estudiar a Italia, algo que aseguró que había hecho«porque no aguantaba más».

El caso, tras la presentación de conclusiones y alegaciones  por parte de la acusación, la Fiscalía y la defensa, que utilizó casi una hora para pedir la libre absolución del acusado queda ahora visto para sentencia.
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