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Fin a la fiesta del cemento

09/04/2015
 Actualizado a 07/09/2019
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Bienvenidos. La fiesta de la democracia ya está casi a punto. Por si alguno no se había dado por aludido, les recomiendo que vayan escogiendo el traje porque las elecciones están a la vuelta de la esquina. Comienza la cuenta atrás para la pugna de carteles ybanderines, la lista de promesas y el reparto de caramelos. Por suerte o por desgracia, según se mire, lo que ya ha terminado es la competición al mejor maestro del cemento. Los políticos del Bierzo han amasado con pasta de la buena dos centros de mayores, una plaza, dos campos de fútbol, la sede de la Policía Municipal de Ponferrada, los nuevos espacios de los Juzgados y la Biblioteca Templaria o el Centro de Interpretación de la Vid y el Vino de Camponaraya que llegó, tras ser anunciado en 2009, con la coletilla de convertirse en «un espacio de referencia» para los caldos de la Denominación de Origen Bierzo. Aunque de lo autóctono, de lo extraído en esta tierra, cada vez quede menos material.

Perdonen, que me voy del tema. En mitad de la avalancha corta cintas y corre cortinas, han ocurrido sucesos extraordinarios o paranormales, según el humor que uno tenga. Como la visita de Silván a las obras -entre comillas- de la estación de autobuses de Bembibre. Les aseguro que la foto no tiene precio con el señor consejero posando ante una parcela completamente vacía. O como las explicaciones de Folgueral sobre su «visita de obra» –no confundir con una inauguración– un día después de que terminase el plazo.

El caso es que con esta oleada de inauguraciones –una docena en tres meses–, a uno le da por pensar que la crisis igual ha terminado. No es para menos después de los datos turísticos de la Semana Santa. Lo malo es cuando se echa mano al bolsillo.
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