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Filosofía olvidada y maltratada

04/07/2017
 Actualizado a 19/09/2019
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Si la Filosofía pretende siempre mostrar la forma de llegar a una meta por el camino del raciocinio, el diálogo y la reflexión, nos preguntamos ¿por qué los ‘cerebros’ que elaboran los planes de estudio se obstinan en dejar de lado esta disciplina?

Lo cierto es que la reforma educativa propugnada por la famosa Lomce destina la Filosofía a ser materia casi olvidada o testimonial, ya que la considera obligatoria sólo en el primer curso de Bachillerato.

Los estamentos oficiales consideran la Filosofía como una disciplina que no es de una utilidad relevante y que no tiene importancia para el futuro laboral, siendo prescindible totalmente y así se la puede sustituir por materias consideradas de «información útil».

Nos asombra que unas autoridades educativas no tengan en cuenta esta faceta del conocimiento humano que afecta al desarrollo de unas generaciones que se van a ver desprovistas de sentido común y de una base formativa sólida y eficaz, puesto que saber razonar y pensar es básico para la formación de todos aquellos que desean acceder al saber humano, desde cualquiera de sus vertientes.

De todas formas comprobamos que el horario y atención que se le otorga a otras materias consideradas más prácticas y útiles, no demuestra que la sociedad mejore demasiado ya proliferan los conflictos sociales , aumenta el paro, hay una falta de sentido común, una ausencia de ideas que resuelvan problemas y crece la hilaridad que producen las opiniones de ciertos sujetos oficiales que deberían poseer cierto respeto y compostura social.

Desde luego se demuestra que el ataque a la Filosofía y a otras disciplinas humanísticas como es, la Historia, no ha logrado que nuestros jóvenes salgan al mercado laboral mejor preparados o consigan puestos de trabajo formidables, numerosos y bien remunerados, ni tan siquiera que se sientan más felices desde luego o que sus problemas de convivencia y de libertad hayan mejorado, mas bien al contrario, a pesar de la propaganda oficial interna y externa.

Siguiendo aquello de «que inventen ellos», los servicios oficiales educativos han copiado y dicen «que piensen ellos», claro, porque si las generaciones de jóvenes se dedicaran a plantear situaciones determinadas, analizarlas y ofrecer soluciones, los poderes oficiales no podrían dormir tranquilos ya que existirían demasiadas reivindicaciones para que todo funcionara correctamente y de acuerdo con el bien común.

Asombra contemplar cómo los jóvenes han sido maltratados, al menos en nuestra sociedad española, por la falta de conocimientos en Filosofía, Literatura, Historia, Geografía, por ejemplo, ya que el ‘utilitarismo’ se ha enseñoreado del panorama formativo actual y no tiene perspectivas de que se enderece este rumbo equivocado.

«¡Pensar, complica las cosas!», es el lema de los genios oficiales que asolan el país y que han conseguido, a través de leyes educativas fracasadas, meter en un callejón sin salida a generaciones de jóvenes que han recibido una educación deteriorada y fallida.

Solamente aquellos que poseen un status económico sólido se permiten el lujo de completar su educación y formarse en entidades privadas aunque después sean esa elites las que vuelvan a incurrir en el error interesado.

Parece que los muñidores de las enseñanzas útiles desean transmitir facilidad y buena vida para los estudiantes, promesas asequibles,suspensos que son aprobados, pases de nivel con asignaturas pendientes y deficiencias culturales notables en nuestros jóvenes.

Indudablemente todo ello nos lleva a pensar que a las administraciones no les interesa que se piense, ni que la educación crítica se desarrolle y la autonomía de los ciudadanos sea un hecho, por razones ya apuntadas y que son obvias a estas alturas.

De esta manera asistimos con demasiada frecuencia al espectáculo lamentable de estar en manos de estudiosos extranjeros cuando se trata de opinar sobre aspectos importantes de nuestra sociedad española, incluso de nuestra Historia, y sin que el oficialismo imperante sufra el más mínimo rubor.

Por experiencia sabemos de los resultados positivos y muy fructíferos de la práctica del razonamiento con niños de todas las edades y causa admiración la lucidez de la que hacen gala los alumnos de edades más tempranas, constituyendo una sorpresa muy gratificante para los que pensamos que el sistema educativo debe cambiar, ofrecer mimbres adecuados y desarrollar las facultades del ser humano desde una óptica humanística y no sólo utilitarista.

El razonamiento filosófico en todas las edades ofrece su tabla de salvación a las personas que desean aportar siempre algo necesario con el fin de que los humanos vivamos armoniosamente.

Nuestros clásicos ya lo hicieron y parece ser que las generaciones venideras si no lo remedian van a depender más del ‘wattsapeo’ que de los foros de opinión basados en el respeto y en el intercambio de ideas y soluciones para los indudables retos que la humanidad tiene planteados.

Albergamos la esperanza de que las generaciones futuras corrijan esta deriva peligrosa que casi siempre termina en el terreno de la manipulación.

Los políticos no se dan cuenta de que la mejor inversión que tienen a la vista, duradera y muy práctica, es la educación y la autonomía del ciudadano en todas sus facetas.

Indudablemente si se recondujera esta deriva equivocada el ser humano obtendría un éxito rotundo al considerar que una educación basada en el sentido crítico redundaría en la consecución de una democracia participativa mucho más constructiva que la que tenemos actualmente cada vez más hundida en el cieno de los intereses particulares.

¿Sería muchos pedirles que hicieran posible la potenciación de un buen programa humanístico que se incorporara a los planes educativos futuros?
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