Filopómenes descubierto. Rubens

Por Miguel Soto

Miguel Soto
15/08/2019
 Actualizado a 17/09/2019
Hacia 1609. Óleo sobre lienzo, 201 x 313,5 cm.
Hacia 1609. Óleo sobre lienzo, 201 x 313,5 cm.
Sepan los malpensados que Filipómenes no estaba haciendo nada malo. No fue él quien le robó los tres patos y tres faisanes a mi colega de su finca de Trobajo. El honorable general Filipómenes fue descubierto mientras colaboraba humildemente cortando madera para un banquete en su honor, porque no se le caían los anillos al tío.

Rubens, como también el Tiziano que nos ha dejado la imagen del enigmático Carlos V para la posteridad, es uno de esos pintores de los que, por ser tan apreciados por los reyes españoles, el Prado, museo nacido a partir de las colecciones reales, posee obra a mansalva. Y es que la pintura flamenca es la segunda mejor representada en la pinacoteca. De Pedro Pablo, uno de sus máximos exponentes, esperamos cuerpos femeninos desnudos y espléndidos y cabellos dorados, pero no todo es así en su obra. No al menos en esta, de la que el maestro diseñó la composición y pintó las figuras y Frans Snyder hizo el resto, en una colaboración que se repetiría en el 'Ceres y dos ninfas', que colgó en julio en el Museo de León.

De la impactante composición son destacables el abigarramiento y el atiborramiento. Brazos hipermusculados tanto del general como de la cocinera y más especies animales fiambres que dientes le faltan a aquella. Todo para escándalo del gato de los ojos espetellados bajo el banco, quien seguro se pregunta ¿eso que hay sobre la mesa serán higos o brevas?
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