Por ello, el Consistorio quiso este jueves agradecer públicamente a Carlos y Pablo Gutiérrez, hijo y nieto del artista, esta donación gracias a la que habrá un nuevo vigía en el salón de plenos coyantino. "Él seguro que estaría contentísimo de que este modelo estuviese aquí", explicó el hijo de Manuel Gutiérrez, que afirmó que ahora Fernando I "está donde tenía que estar".
Pero la obra de Manuel Gutiérrez en Coyanza no acaba aquí ya que Fernando I fue la última estatua de las tres que hizo para la localidad. Una de ellas fue el monumento a los Caídos que estuvo en la plaza de Santa María y del que una parte se conserva ahora en el cementerio municipal y otro es el Sagrado Corazón que corona el frontón triangular de la iglesia de San Pedro.
‘Una Sancha y dos Fernandos’
Y Fernando I no es tampoco el único Fernando I que hay en Valencia de Don Juan dado que a los ya citados de la plaza del Salvador, obra original de Manuel Gutiérrez, y al modelo que empleó para hacerlo, hay que sumar un retrato de este monarca que junto al de su mujer Doña Sancha también están en el salón de plenos. Es precisamente ella el vínculo que une al monarca con la localidad dado que Doña Sancha ostentó el señorío de Coyanza. Ambas obras pictóricas forman parte de la colección de retratos de los reyes de León que alberga en su totalidad el Ayuntamiento de León, a excepción de las dos que están en Valencia de Don Juan.Ahora podría haber un cuarto, en esta ocasión de bronce. Al menos esa idea lanzó Juan Martínez Majo, alcalde de Valencia de Don Juan, a los familiares de Manuel Gutiérrez, hoy responsables de la empresa Decolesa.
El Concilio de Coyanza
Fernando I llegó al trono de León tras matar a su cuñado Bermudo III en la batalla de Tamarón. Casado con Doña Sancha, la única hija ya viva de Alfonso V. Su relación con Valencia de Don Juan viene dada por la celebración en esta villa, que por entonces era denominada Coyanza, de un Concilio a mediados del siglo XI con el que se llevó a cabo una reforma eclesiástica que pretendía legitimar el rito latino sobre el mozárabe heredado de los reyes godos que era el que se daba en esos momentos mayoritariamente en la península.Según señalan historiadores y cronistas, el Concilio se celebró en Coyanza porque era patrimonio de la esposa de Fernando I, Doña Sancha, pero también por deseo del propio rey de alejar el encuentro de obispos de todo el reino de las influencias de la sede regia que era la capital. Esto se debía a que la nobleza leonesa le tenía cierta animadversión por haberse hecho con el trono tras matar al rey legítimo, dando con ellos fin a la dinastía de los reyes asturleoneses. Esa lejanía se daba en Coyanza porque esta era por entonces parte de la Diócesis de Oviedo y no de León, lo cual distanciaba aún más el encuentro de posibles influencias negativas contra los propósitos de Fernando I en materia religiosa.
La tradición oral señalaba en 1950, en la celebración del noveno centenario del Concilio, que este podría haberse celebrado en la iglesia del Salvador, la cual estaba ubicada donde actualmente se encuentra la Casa de la Cultura. Esta idea fue decisiva a la hora de instalar aquí la estatua de piedra de Fernando I, la obra de Manuel Gutiérrez que estos días ha devuelto a Coyanza un trocito de su historia.