22/04/2018
 Actualizado a 11/09/2019
Guardar
Es desnudarse visualmente la primavera y de inmediato sobran abrigos, craso error, y se desata una infección de farolillos, cadenetas, guirnaldas y banderillas por doquier. Llegan, en suma, y se dispersan los tiempos de ferias y fiestas. Menos de ferias cada vez y más de fiestas, porque lo feriado, que se situaba en el origen de las celebraciones festivas, ocupa otros acomodos más intangibles o menos ligados al calendario, mientras que las fiestas, y las ganas de fiesta en especial, lo parasitan todo. Aún así, el término feria se respeta en algunas localidades e incluso se exporta a otras con sus faralaes incluidos.

Ese fenómeno de la importación de usos y costumbres ajenas es en realidad una claudicación cultural, sobre todo cuando la migración se produce de una forma más que impostada, puramente artificiosa y con clara tendencia al papanatismo. Sucedió hace años cuando, desde el Ayuntamiento, alguien sustituyó en los programas de fiestas la hoguera de San Juan por la falla de San Juan. Todo arde, claro, pero no es igual ni cualquier fuego es una falla valenciana. Y sucede, desde hace también unos años para acá, con la Feria de Abril, sus sevillanas y sus vinos. Bien está que la iniciativa privada, como se suele decir, busque nuevos mercados y nuevas formas de explotar esos mercados hasta su total podredumbre, pero bien distinto es que las políticas públicas contribuyan a ello con alegría o, directamente, con la mayor necedad.

Si al menos, y a ser posible sin seguir el modelo de los bazares chinos, la copia fuera digna de encomio, se podría mirar hacia otro lado y no hacer causa de ello. Pero no es el caso. Más que copiar dignamente, lo nuestro es cruda imitación o directo fusilamiento. Es decir, una pena totalmente prescindible. No hablemos ya del buen o del mal gusto, que es asunto opinable, o de si la animación socio-comunitaria es eso. Lo cierto es que abril está lleno de banderas y de acontecimientos notables como para no tener necesidad de estos cambalaches.
Lo más leído