Feliz Maceración Carbónica 2017

Centenares de personas participaron en la Fiesta del Vino Nuevo del Palacio de Canedo, que tuvo al crítico y sumiller Luis Paadín como pregonero

A. Cardenal
12/11/2017
 Actualizado a 18/09/2019
Paadín, Ferreira, Prada, la subdelegada, Teresa Mata y Flor Bonet. | A. CARDENAL
Paadín, Ferreira, Prada, la subdelegada, Teresa Mata y Flor Bonet. | A. CARDENAL
Un año más, el Palacio de Canedo se vistió de gala para celebrar la Fiesta del Vino Nuevo y dar la bienvenida y presentar en sociedad el primer vino de la cosecha de 2017, un Maceración Carbónica que se ha convertido en uno de los sellos de identidad de Prada a Tope y un símbolo del bueno momento de salud que vive el sector del vino en la comarca.

Cientos de personas no quisieron perderse la oportunidad de poder degustar el primer vino de la añada, un mencía que la bodega lleva preparando desde hace casi treinta años, pero que sigue sorprendiendo y derrochando la juventud del primer día y que gracias al método de la Maceración Carbónica que la bautiza, permite disfrutar del sabor de la mencía sin «camuflajes».

Este año, el ‘presentador ‘de la añada y encargado de pregonar las virtudes de los caldos bercianos fue el célebre sumiller y divulgador enológico Luis Paadín. El crítico, miembro de la Asociación Española de Periodistas y Escritores del Vino (Aepev) y de la Federación Internacional Periodistas y Escritores del Vino y Espirituosos (Fijev), alabó la apuesta de la bodega para «acercar el vino a la gente», mientras que el enólogo de Prada a Tope, José Manuel Ferreira, destacó que el Maceración es un vino «joven, honesto y fácil de beber».

Este caldo, tal y como se lleva haciendo en los últimos años, sirve también para divulgar el Bosque Didáctico de la Fundación Prada a Tope. Así, en su etiqueta las hojas de alguno de los árboles que forma parte de él, siendo el castaño es el árbol más característico.

Los centenares de personas –más de un millar–, superando las cifras del año pasado– que acudieron a la Fiesta del Vino Nuevo del Palacio de Canedo se llevaron de recuerdo una botella numerada conmemorativa del vino nuevo y una copa de cristal.
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