Faustina Álvarez, escribir desde la pedagogía

Fue una maestra "no al uso" y una escritora que firmaba como ‘La maestra de Miranda’. Inspectora de enseñanza preocupada por los más desfavorecidos fue mucho más que la madre de Alejandro Casona

Mercedes G. Rojo
21/11/2017
 Actualizado a 19/09/2019
Faustina Álvarez a su llegada a Miranda (Asturias).
Faustina Álvarez a su llegada a Miranda (Asturias).
“…es más importante y trascendental la educación de la mujer que la del hombre por las consecuencias que la siguen”. (Extraído de un texto dedicado a las madres de Miranda, desde un artículo en La voz de Avilés. Faustina Álvarez. 22.11.1910)

Corría el año 2004 cuando el Centro de adultos de León tomaba la decisión de sustituir su nombre por el de Faustina Álvarez (León 1874- Canales 1927). Hasta entonces poco se conocía de esta insigne mujer, que había nacido en León y habían trasladado bien chiquita a Canales (donde pasó sus primeros años de vida y su adolescencia), poco más allá del hecho de ser la madre del dramaturgo Alejandro Casona. Quizá por ello mucha gente pensó que este era el mérito de dedicarle un Centro de Adultos. Nada más lejos de la realidad, pues si méritos tenía el hijo muchos más tenía la madre. Así lo descubrió para la sociedad leonesa el panegírico que José Manuel Feito (un estudioso de su etapa en Miranda) le dedicó en el momento de dicho homenaje. En torno a ese momento, en el que se cumplían ciento treinta años de su nacimiento, su figura se hizo algo más visible a través de la prensa de aquí y de allá. Luego, en 2010, se la volvería a dar voz cuando en Astorga se le dedicó la Semana de la Mujer, por los logros conseguidos fundamentalmente en aras de la educación de las mujeres. Y es que si Faustina Álvarez fue pionera en llevar la cultura y la educación a todos los sectores de la sociedad, lo fue aún más en el caso de éstas, haciendo bandera de sus derechos en numerosos artículos que comenzó a escribir en La voz de Avilés, firmados siempre como La maestra de Miranda. Con lo dicho hasta el momento ya podemos intuir que la vida de esta leonesa aún tan desconocida va a discurrir principalmente por los senderos de la educación, ¿por qué incluirla, pues, en esta sección dedicada a escritoras? Sin duda, porque desde mi punto de vista lo fue, y en toda regla, aunque no tanto desde la literatura como desde lo pedagógico.

Obteniendo su título de maestra con apenas 20 años, poco después ya estaba recorriendo las escuelas de León y de Asturias, aunque rápidamente se destacó como una maestra no al uso. Primero fueron Olleros de Alba, Llanos de Alba (donde conocería al que fue su marido y padre de sus hijos, también maestro), Besullo, Barcia y, por fin, Miranda de Avilés, donde recaló en 1910 para ejercer su labor docente durante seis años, junto a una profunda labor pedagógica desde la prensa y la puesta en marcha de importantes medidas sociales como la fundación de las primeras Mutualidades Escolares en Asturias.Como maestra de niñas, le dio un vuelco total a la educación de las mismas inculcándoles valores de independencia y alentando en ellas el espíritu de formación para continuar adelante con la cadena educativa. De hecho de aquella época surgirían jóvenes que siguieron por el camino del Magisterio y que con el tiempo se convertirían en también excelentes maestras que dejaron huella en las generaciones que pasaron por sus manos. Pero, además, su estancia en Miranda fue muy prolífica periodísticamente y a través de la prensa de la zona (La voz de Avilés, La voz de Asturias, La previsión popular, y otros… ) escribió numerosos artículos en los que se dirigía a la población para ilustrarles de temas tanto pedagógicos como de conocimiento general sobre temas que ella consideraba de relevante interés para su conocimiento general.

Después de esta etapa vendría la de Inspectora de Enseñanza. Faustina Álvarez fue la primera mujer en España en conseguir dicho título, quedando por encima de todos sus compañeros varones, cargo que ejerció prácticamente hasta su muerte, con apenas 53 años de edad, en Murcia, Palencia y León. Durante esta etapa, siguió escribiendo y publicando, además de impartir charlas, coloquios y conferencias por numerosos puntos de la geografía de nuestro país. De esta etapa es, por ejemplo, su trabajo La maestra leonesa frente al problema del analfabetismo, publicado por la Imprenta Provincial, en León (1926). Leyendo algunos de esos escritos, nos damos cuenta del interés que pueden tener aún hoy para quienes aman la educación desde todas sus facetas. No estaría mal que en algún momento pudiera surgir la edición de un trabajo de recopilación de todos ellos para fácil acceso de cuántas personas estuvieran interesados en los mismos.

Como cierre de esta semblanzadiré que en el repaso de su vida encuentro varios aspectos quenos unen a Faustina Álvarez y a mí: haber nacido en un mes de febrero de este León nuestro; una misma formación, la de maestra;la profunda creencia en que la educación es la única rueda capaz de mover el mundo hacia adelante, capaz de cambiar y mejorar la sociedad; además de una lucha en aras de los derechos humanos que, desgraciadamente, noventa años después de su muerte sigue siendo imprescindible, con la sensación no solo de que aún queda mucho por hacer sino de que – un día sí y otro también – se están dando pasos atrás en el camino de su consecución. Casi noventa años separan nuestros momentos vitales pero muchas de nuestras inquietudes, sin duda, coinciden. Fascinante, desde luego, para mí.
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