12/05/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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No hay quien jure como los asturianos. Si el rapá que se hizo viral defendiendo «les pites» contra los turistas rurales –ya os avisé que como dejaran de ser los veraneantes de toda la vida de dios se iba a montar una muy gorda, pero el puto marketing– no llega a ser asturiano y dice esos ‘mecagond...’ en castellano de Castilla, que para ellos es toda España, se monta un Cristo que coge Abascal el caballo y entra en el Parlamento con la paisana de la Fundación Franco tocando la corneta.

Pero siempre hubo formas de contar. No os diré más que yo en la mili trabajé de intérprete. ¿Para las tropas extranjeras? No. ¿Para el cabo Picurri que no entendía el catalán? Quiá. Fui interprete para Antón, uno de Collanzo, en el valle de Aller, que sacaba de quicio al capitán para el que trabajaba de chófer.

Iban al tiro. A la mañana siguiente el mando reglamentario veía que había olvidado el chambergo y mandaba a Antón a buscarlo.

Antes de marchar el asturiano le decía. «Dir voy, cómo nun voy a dir, pero esto y pasa porque mi capitán ye fato, fato, muy fato». Y marchaba.

Volvía cuando le daba la gana. Después de tomar un bocadillo de tortilla y un par de cubalibres –que eran más baratos que la Coca Cola sola–, venía sin nada, claro, y le decía: «A sus órdenes. Nun pude dir, taba píndio y barreu, ye imposible».

Entonces me llamaban de intérprete. «Mira a ver que dice o vas para el calabozo con él».

– ¿Qué pasó Antón?

– Na, que ye fato. Nun pude subir, llovió per ende por la nueche y ta píndio y barreu, atopino.

Me miraba el paisano, perdón, mi capitán, y yo tenía que hablar.

– A ver. Antón dice que llovió por la noche y el camino está muy en cuesta y embarrado y el coche se encalla.

– Lo acabas de inventar todo, no dijo nada de eso, pero te libras del calabozo si me cuentas la verdad de lo que más me dice, «yes fato, fato, fato».

– Voy a por la manta, mi capitán, queduermo en el calabozo.

– Por fato; decía Antón.
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