Fantasmas

02/03/2015
 Actualizado a 04/09/2017
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En la Carrera de San Jerónimo el debate es berrea, pese a que los únicos animales reconocidos sean los dos leones de la puerta, que llevan siglo y medio viéndolas venir. El parlamentarismo, los representantes del pueblo y demás peroratas pomposas con que se adornan, terminan en espectáculo insípido entre dos señores que cuando agotan los mensajes empaquetados pasan a la bronca. Y viene el «patético» y etcétera. En el debate aparecen los que están sin estar, se cuelan y deambulan por los discursos como fantasmas: Zapatero y la herencia, los de Podemos, Susana Díaz, Bárcenas y los mensajitos… para rellenar lo que no pasa de ser una cita inútil, fijada en el calendario a conveniencia, con telediarios y portadas martilleando con que hemos sido fantásticos por no haber pedido el rescate, aunque no sea verdad, y que vamos a serlo todavía más creando tres millones de empleos, aunque tampoco vaya a serlo. La moderadora mata el rato jugando al Candy Crush.

Los jarrones chinos son también inútiles, y ya dijo Felipe González que algo así son los ex presidentes, por eso estorban en todas partes. Zapatero acaba de visitar Cuba, donde se ha visto con el presidente Raúl Castro. El gobierno se mosquea y le dice desleal. Como hasta la primavera no empieza la temporada de pesca, y aunque las intrigas de partido ocupan lo que uno quiera dedicarles, no debe saber qué hacer con tanto tiempo libre. Ser hombre de dilema tiene estas cosas. Si coges un avión, terminas en Guinea Ecuatorial con Bono y Moratinos y te dicen que ahí manda uno de los peores dictadores, por mucho que te trate a cuerpo de rey. Si te quedas en Madrid, te invita Bono a cenar a casa y te encuentras en la mesa a Pablo Iglesias, el vivo, no el que mira desde su retrato en las sedes del PSOE, inmóvil, no se sabe si por no dar crédito a qué se ha convertido el partido que fundó, o por si pudiera ir con él también aquello de «el que se mueva no sale en la foto».

Zapatero debería retomar la idea de volver a León, aunque lo de su chalet a medio hacer sea para pensárselo, porque aquí la cosa está tranquila. En el PSOE, al menos en lo que se refiere a los cabezas de cartel. Otra cosa son las listas. Porque en el PP, ni los primeros lo terminan de ver. En Ponferrada, Morala va a la procesión, que vaya, que las campanas ya las va a tocar otra. En León, a Gutiérrez le dicen adiós minándole con encuestas por derribo y sus promesas incumplidas. Muchas sombras y pocas luces las de los fantasmas.
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