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Faltas de pensamiento

05/10/2020
 Actualizado a 05/10/2020
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No escapa uno tan fácil de doce años de educación católica y ya ni nos sorprende cuando en la gramola endemoniada de mis sesos alguna neurona nostálgica pincha el ‘padre nuestro, en ti creemos’ mientras yo y mis sufridos compañeros tecleamos sobre plenos, obras o cualquier asunto totalmente opuesto a la santidad, ni digamos ya a la divinidad. No es ningún trauma, creo, pero más difícil todavía me resulta escapar de las terribles consecuencias de las faltas de pensamiento –ponga el lector en contexto estas afirmaciones–, que también se castigan en otras creencias. O eso creo.

Sea el karma o los efluvios de las calderas de Pedro Botero, cuando empezaron a abrir la cancilla del confinamiento para desfogar dentro del término municipal, yo acudía cada día a un esquinazo de pinos bastante apartado en el que jamás me he cruzado con nadie. Para mi espanto, en esos días dos desalmados se atrevieron a profanar el santuario de mi paz matinal, alterando la energía cósmica del lugar con las bicicletas candadas al tronco de un indefenso árbol.En un ataque de fanatismo, pensé flojarles los radios para que la bajada les incitara a no volver por allí. Al final, mi natural bonhomía evitó el sabotaje. Sin embargo, a los dos días me escocoté yo bajando la misma cuesta y al revisar la bicicleta comprobé anonadado que le faltaban dos radios. A veces creo que pensar que pasar las de Caín en un supuesto más allá es mejor que sufrir en vida la venganza del equilibrio universal. Casi prefiero ese plazo fijo del purgatorio para lo que me resta de pecar en la tierra.

No es la única vez que esos deseos emponzoñados se han vuelto contra mí. Las faltas de pensamiento se pueden convertir en un bumerán capaz al menos de partirte los dientes, cuando no la autoestima y otras cosas menos decorosas. Ni siquiera la sana competición se escapa. En una verbena me retaron con el desafío habitual de esas horas a saltar a la comba. Acabé en urgencias, por desear que el rival que no fallaba se enredara en la maroma. Solo por eso.
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