diana-martinezb.jpg

Falta que os deis cuenta

04/08/2017
 Actualizado a 17/09/2019
Guardar
No siempre hay muchas noticias, datos económicos o proyectos laborales de futuro que celebrar en el Bierzo, pero cuando algo va bien, merece ser reconocido. El Banco de Tierras del Consejo Comarcal del Bierzo parece ser una de esas iniciativas que funcionan. Un punto de convergencia bien gestionado que cubre las necesidades de quien quería trabajar la tierra y no tenia dónde hacerlo y quien tenía tierras en desuso y no quería o no estaba en disposición de utilizar ahora. El Banco de Tierras pone en contacto a estas dos caras y les ayuda en lo necesario para que la tierra muerta se convierta en tierra útil, para convertir los zarzales en huertos y los secarrales en vergeles de frutas, verduras, colmenares y plantaciones de infinidad de productos.

Creo que una sencilla muestra de que la idea es buena es el hecho de que nació con el gobierno comarcal de un color político y sigue funcionando y creciendo ahora que gobierna otro color distinto. Parece que alguna vez, y por el bien común, los politiqueos se quedan a un lado y se apuesta por la buena gestión. Aparte del talante político por la buena marcha del proyecto, los técnicos que se encargan de gestionarlo son alabados por su trabajo y sus buenas ideas, que están colocando a los emprendedores agrolimentarios a pequeña escala en un punto fuerte del sector.

La feria ‘Apostando por el Bierzo’ que se celebró hace unos días en Camponaraya, repitiendo la experiencia de meses anteriores en Vega o Cacabelos, fue un escaparate de todo ese esfuerzo.

Unos cuantos emprendedores del Banco de Tierras y de novedosas iniciativas privadas del Bierzo mostraron sus productos a vecinos, visitantes y peregrinos.

Pese al mal año para el campo, por la sequía, las heladas y las plagas, las cebollas lucían relucientes. «El Bierzo es así», decía la creadora del mosaico de colores que formaban lechugas de infinitas variedades en sus cajas. Los compradores no sabían por cual cerveza artesana del Bierzo o por cual queso decidirse, productos derivados de la miel lucían en unos originales expositores listos para ser comprados, desde crema ultrahidratante para la piel, pasando por polen, jalea y propóleos, Más allá, zumos de frutos rojos del Bierzo, un brillante aceite de oliva local de color oro, ajo negro de aquí, aloe vera con raíz comarcal, hierbas aromáticas que desprendían emotivas y cálidas esencias... «El Bierzo es muy grande», me decía un amigo hace poco, «sólo os falta que os deis cuenta de una santa vez». No dijo santa. Dijo otra cosa. Pero igual va a tener razón.
Lo más leído