Extranjeros e inmigrantes

En esto de ser extranjero parece ser que hay clases. Los que vienen con dinero son recibidos con los brazos abiertos, a los inmigrantes se les mira con recelo, y los que llegan de forma ilegal en patera... esos son debate político y dejan de ser personas

31/12/2018
 Actualizado a 09/09/2019
Que vengan extranjeros a comprar pisos no genera ninguna crítica, claro que no, beneficia nuestra economía, pero cuando el extranjero no pasa de ser inmigrante, porque el paso de un escalón a otro parece estar vinculado a los ceros que estas personas de otros países tengan en sus cuentas (o a la riqueza de su país de origen), la cosa cambia. Cuando vienen a trabajar ya empiezan los problemas. Se ha dicho y redicho que quitan los puestos de trabajo a los nacionales y, sin embargo, cada vez quedan menos nacionales, y menos en edad de trabajar, sobre todo en una provincia como la de León, donde entre los que se van y los que no nacen cada vez hay más mayores. De hecho, según los datos de extranjeros residentes en la provincia son éstos, los inmigrantes (el Instituto Nacional de Estadística no distingue su denominación por status económico y se refiere a extranjeros) suelen ser jóvenes o, al menos, en edad de trabajar, y presentan asimismo un flujo equilibrado entre hombres y mujeres. Hay quienes dicen que de ellos dependen las pensiones pues juegan un papel importante en el equilibrio de la pirámide poblacional. Pero cada vez hay menos, la crisis, principalmente, y el atasco en la resolución de las nacionalidades han contribuido a ello. Y luego están los que verdaderamente generan un enfrentamiento político que a veces parece olvidar los derechos humanos. Esos que llegan en pateras, a veces hasta sin vida y, siempre, jugándosela. España tiene un problema, está claro, pero no el problema no son esas personas, el problema está más arriba y es allí donde se debe resolver. La inmigración ilegal exige una actuación conjunta de todos los países, los que ‘exportan’ y los que reciben, y es de todos esos gobiernos de los que depende no solo la solución, sino la dignidad de las personas.
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